Sin él.

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Algunos días habían transcurrido de todo aquello.
Kirinmaru había recibido un llamado que había hecho despertar sus dudas y perder su calma.

—¿Que qué cosa? —Inquirió mirando a su peligro,separando la espalda del respaldo de su trono dentro del barco.

—Es un tremendo caos el que está invadiendo sus dominios amo. —Respondió el peligro.

El rey se pellizcó el puente de la nariz por debajo de la máscara, eso lo frustraba sobremanera.

—¿Es necesario? —Interrogó ciertamente nervioso,aunque no lo demostró por su notoria seriedad.

—Es necesario amo,de no ser necesario, no habría venido por usted. —Concluyó el peligro.

El rey suspiró mas que resignado,tal parecía no tener opción. Aunque sabia que si en dado caso no acudía a sembrar la calma y el mandato en su reinado,si algún día fallecía,no tendría que dejarle a sus hijos.

Se colocó de pie,e hizo un ademán a su peligro, quien asintió saliendo para proceder a esperarlo en tierra.
Kirinmaru se había percatado de una inusual presencia mientras hablaba con su subordinado,a lo que fue hacia él, tomándolo del hombro.

—Yo... Yo... —Respondió anonadado.

—Tú vendrás conmigo. —Sentenció.

—¿Que vaya contigo? —Respondió sumamente sorprendido. —Pe-pero...

—¿Querías ir no? Irás conmigo entonces. —Concluyó comenzando su caminata.

Llegó a la recámara,aunque frenó su caminar y su habla de manera abrupta,ya que había divisado a su esposa sumida en el sueño. Era algo muy normal,ella solía dormir más que de costumbre. La nostalgia lo invadió cuando la vio ahí acostada,recordando de inmediato los tiempos de antaño con su primer hijo.

A su vez,salió de sus recuerdos para tomar seriedad y atender mejor los asuntos en esos momentos,ya que no quería más guerra,y se aseguraría que su bebé no pasara lo mismo que su hermano mayor.
Retomó su caminata,no sin antes dedicarle un suave beso en la frente a su esposa.

Salió a la cubierta,buscando a su peligro. Cuando lo divisó, tomó su rumbo junto a su hijo.
Sin duda alguna,el joven Shison se encontraba ciertamente emocionado ante aquello,ya que como bien había dicho,tenia las ansias de conocer aquellos lares de los que era príncipe.

Algún par de horas mas tarde,el peligro restante se hizo presente en el barco,en busca de su amo,al que informaría de la situación. En su lugar,encontró a Riku,sentado en el trono de Kirinmaru, leyendo un libro.

—¿Donde está el amo? —Inquirió serio.

—Creo que salió. —Respondió el muchacho,desinteresado.

Konton frunció el ceño,aunque sus siguientes palabras fueron interrumpidas cuando la esposa del rey ingresó.
Ambos la vieron,a lo que Riku se colocó de pie y la reverenció, Konton replicó el acto,aunque él ya estaba de pie.

—¿Alguno de ustedes ha visto a mi marido y a mi hijo? —Inquirió confundida.

Ambos negaron con la cabeza.

—Ve y busca. —Ordenó al peligro. Éste se notó perplejo y confundido. —¡Que los busques te dije! —Alegó.

El peligro soltó un bufido y asintió marchándose del barco.

—Ese tonto... La próxima vez que no me obedezca de inmediato,le cortaré los bigotes. —Masculló la de ojos caramelo.

—Tranquila señorita... —Se acercó el chico. —Todos queremos quitarle los bigotes,pero no se ponga así, recuerde que si falla lo van a castigar. —Consoló tomándole el hombro.

—La verdad eso espero. ¿Y tu no sabes a donde saldrían? —Indagó.

—La verdad es que no. —Respondió nervioso. —No me fijé demasiado a donde irían,pero si se que salieron. Además,estoy bajo las ordenes de mi amo,y me ordenó ser su siervo mientras él no esté.

Aiko rió con cierta gracia ante aquello,la verdad era que aquel muchacho era bastante simpático a ojos de Aiko,cosa que siempre le había agradado. Le dio un leve beso en la frente a modo de agradecimiento, y asintió dirigiéndose a la cubierta.

Sin duda alguna,confiaba sobremanera en su esposo,ya que sabia que era un Yokai poderoso,por ello sabia que su hijo estaría bien con él.
Permaneció sentada admirando el mar,mientras acariciaba su pequeño vientre con amor.

—Yo se que tú mi amor,vas a ser tan fuerte como tu padre... Tan bueno como tu hermano,y tan amoroso como nosotros tres... —Decía mientras se observaba a si misma realizando el acto. En respuesta sintió los movimientos de su bebé.

No sabía en sí cuantas horas tendría que esperar a su esposo e hijo,pero sabia que ellos estarían bien.

El Corazón Del Rey BestiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora