5. Día libre - Levy

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Se que tengo un poco abandonada esta historia pero no puedo evitarlo... la inspiración me viene cuando quiere con la historia que le apetece. Con suerte hoy puede que suba un par de partes de esta. 

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Como cada mañana me desperté a las nueve de la mañana y bajé a tomarme un café. Aguante a la cocinera diciéndome como tenía que vestir o cuidarme para potenciar mi belleza.

Cansada salí de la cocina y me encontré con una sonriente Grandine que me tendía mi bolso.

- Pásalo bien en tu día libre - para mi desgracia no se había olvidado. - Gajeel te espera fuera con el coche ya. - me sorprendió y entonces aprovecho para arrastrarme a la puerta y sacarme afuera.

Fuera vi como un coche negro de dos plazas deportivo estaba esperándome con el pelinegro dentro. Me miró con una sonrisa y bajándose del coche se acercó a mí.

- ¿Lista para un día de compras, turismo con una estrella? - gire los ojos y me aleje de él para subirme al coche.

- No me queda de otra, me obligan.

- Ya somos dos, así que al menos pasémoslo bien ¿a dónde vamos primero? - como me imagine venía obligado y no por gusto.

El trayecto en coche fue tranquilo y cómodo, había puesto música y abierto la capota del descapotable para que el sol y el viento entrara.

Nada más llegar al pueblo aparco en una zona y salió, todo bajo mi atenta mirada.

- Damos una vuelta y si ves que te apetece hacer algo lo hacemos - me sonrió mientras se acercaba para abrirme la puerta, para que saliera del coche.

- Me parece buena idea - coincidí alegre mientras bajaba - Hace buen día, tenemos que aprovechar.

Caminamos por un paseo que había por ahí y la verdad me reía pues el pelinegro me contaba historias de los dueños de las casas o negocios que pasábamos, algunas tristes y otras muy divertidas. La verdad me alegraba porque eso no vendría en las guías, solo alguien que vivía allí podía saberlas.

- La pareja que compró esta casa era muy amable, cada verano abrían su jardín y dejaban jugar a los niños - señaló una casa y se paró delante de la verja que ya estaba oxidada. - Les gustaba tener la casa llena del ruido de los niños jugando, pues aunque se querían con locura no podían concebir. La mujer siempre preparaba bocadillos y limonada para todos los que veníamos a jugar. Eran adinerados, ella no trabajaba, pero se encarga sola de la casa que la tenía ocupada. Él era economista y viajaba con frecuencia, haciéndola sentir sola, pensaron en adoptar pero nunca tuvieron la oportunidad - me miro triste.

- ¿Por qué? ¿Qué pasó? - Pregunte curiosa

- Creo que fue hace unos 20 años. Ella enfermó y no se recuperó, el marido no pudo más con la pena de estar en la casa así que la cerró a cal y canto pero nunca la vendió. - me miró sonriente.- después se marchó a Crocus a continuar con su empresa. - mire curiosa la casa, era muy grande y con un jardín inmenso.

Continuamos la caminata llegando a una cafetería en la que propuse pararnos para tomar un refrigerio, ya que el sol comenzaba a estar alto. Con la carta en la mano mire la variedad de opciones que había y no sabia que pedirme. Por su parte el hombre frente a mi parecía tenerlo claro pues abrió la carta y la cerró de inmediato. El camarero vino y pidió.

- Quiero un batido de cookies con sirope de chocolate y nata montada, para picar un brownie de chocolate con nueces...- mire fijamente a Gajeel sorprendida por su pedido y volví a mirar la carta. - ¿indecisa? Los batidos de este lugar son los mejores, aunque los zumos son muy refrescantes. - mencionó con una sonrisa.

Hermanas FairyTail - 4. Muro de AceroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora