Antes que nada, quisiera dejar en claro unas cosas...
1. No todos los One Shots son +18 o contienen smut.
2. Las ideas son todas mías, pero si quieren pueden dejar sus ideas para ayudarme un poco.
3. Mi meta es llegar a los 80 capítulos, y cuando ll...
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Corría por todo el pueblo en busca de que la dejaran de acosar la, de gritar cosas terribles y dejaran de querer ver más haya de su ropa. Corría como si su vida dependiera de eso, cosa que era verdad, sin embargo, gracias a eso y las lágrimas borrosas, no venías a donde ibas. Te topaste con algunas personas las cuales ni les pedías perdón, también llegaste a tocar con algunos puestos de ventas por allí; lastimando ciertas partes del cuerpo.
No hubieras dejado de correr si alguien, más ancho y alto que tu, se hubiera puesto enfrente.
—Tks. —cuando escuchaste ese quejido todos tus sentidos se alteraron.
Levantaste la vista mientras limpiabas los rastros de tus lágrimas. Lograste identificar quién era esa persona, lastimosamente no era una buena.
—¡Hey!. —gritaron los hombres que querias evitar—. ¡Devuelvan a nuestra perra!.
Solo pudiste esconderte atrás de ese "hombre" sujetándolo del Kimono, ganando te la mirada amenazando de otra persona que lo acompañaba.
—¿Los conoces?. —al fin pudiste escuchar su voz, una voz muy grave y amenazante, una que prefería nunca haber escuchado.
—N-nunca los e visto en mi vida, se lo juro. —dijiste con voz temblorosa.
—Pues ve a conocerlos y no estés jodiendo a mi Señor. —dijo aquella persona que no lograba identificar su género, aún así te había lanzado en medio de ambos, tirandote al piso y al lodo también.
Volviste a llorar. De seguro esos tipos abusarian de ti y tal vez te matarían dejando tu cuerpo en cualquier lugar, no querías eso, nadie quería morir así, y el miedo la consumía al punto de tratar de safarse de sus agarres bruscos.
Aquel tipo, conocido como el Rey de las maldiciones; Sukuna Ryomen, solo los vio asqueado mientras se daba la vuelta para seguir su camino.
—¡Por favor ayúdeme!. —gritaba con desesperación al sentir como esos tipos la llevaban a un callegon.
Cansado de tus gritos; tan solo con levantar una mano estos ya se encontraban descuartizados enfrente de ti, ya cubierta con su sangre.
—Hey, mocosa. —llamo tu atención—. ¿Sabes hacer algo? ¿Coninar? ¿Limpiar? ¿Lavar ropa? ¿Cojer? ¡¿Algo?!. —te pregunto eso y varias cosas más.
—E-eh... si. —decías no tan segura, una de esas preguntas te había incomodado.
—Bien. Uraume, llevatela. —le ordeno y este asintió para después dedicarle a la chica una mirada fría.
Paso un tiempo el que tuvieron que caminar hasta llegar a un temblo gigante, el cual robó toda tu atención.
—Apresurate, tienes que tomar un baño. Sucia. —hablo el albino al parecer chico.
—Ay, como si fuera mi culpa estar bañada de sangre. —te quedaste mientras seguías caminando.
—De hecho, si la es. Si no nos hubieras jodido hace rato no estarías así. —contesto.
