Antes que nada, quisiera dejar en claro unas cosas...
1. No todos los One Shots son +18 o contienen smut.
2. Las ideas son todas mías, pero si quieren pueden dejar sus ideas para ayudarme un poco.
3. Mi meta es llegar a los 80 capítulos, y cuando ll...
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Habían pasado tantos años desde entonces que sus recuerdos de cuando era humano eran monótonos, la mayoría de ellos eran momentos que pasaba contigo. Nunca llegó al punto de llorar, pero aquel vacío en su vida, en su corazón, era cosa de todos los días. Quien diría que prefería recordarte antes que estar en el cuerpo de un niño de 15 años, le parecía indignante e irritante al mismo tiempo.
Sukuna ahora estaba aburrido en su "temblo" viendo lo que ese chico veía, era igual de aburrido todos los días.
—¿Vendra hoy?. —pregunto Itadori viendo a su profesor.
—Asies Yuuji-Kun. —decía con orgullo—. Es una vieja amiga, una antigua compañera de hechicería, y se ofrecío a cuidarlos cuando yo no esté. No quisiera volver y que me digan que alguien murió otra vez, no no. —recordaba con nostalgia.
—¿Tu la conoces Fushiguro?. —volvía a hacer preguntas.
—Si, digamos que si. —susurro con pena. Todos lo vieron confundidos por su actitud.
—Megumi le decía mamá. —delató Satoru entre risas como un niño, poco después sus otros dos compañeros rieron con él.
Los minutos pasaron y en presencia de Sukuna, este sintió una sensación extraña, una presencia conocida a la perfección, la cual llamó toda su atención.
—Lamento llegar tarde. —decía aquella chica ahora enfrente de sus nuevos alumnos postizos.
Sukuna, adentro de Itadori, quedo impactado. Eras idéntica en todo los sentidos; en la misma forma de hablar, expresarte, en el físico, TODO. Las ganas de saber el ¿porqué? Invadieron su mente al punto de querer salir del el cuerpo del menor, pero también sabia que si salía en presencia de Satoru era una mala idea y se contuvo todo el viaje hasta regresar a la escuela.
—Psh, mocoso. —lo llamo atravez de su mejilla.
—Ahora no Sukuna. -dijo tapando su mejilla con una mano.
Dejo de insistir hasta llegar la noche, donde estaría a solas con su contenedor.
-¿Te acuerdas del trato?-.
-Ahg, si Sukuna, si me acuerdo, ¿por?. -decía con cansancio.
- Un día de estos lo ocuparé. Y si no me dejas te cortare el pene cuando lo tenga. -río con orgullo, sabiendo que era una advertencia/amenaza.
-¡¿Qué harás que?!.
-Ya me escuchaste, más te vale hacer lo que te digo.
Después de es noche no volvió a tocar el tema, y con el, pasaron las arduas semanas; las cuales eran lentas para aquella maldición que quería saber aún más de aquella joven.
Un día, común como cualquier otro, se apoderó del cuerpo de Yuuji pronunciando la palabra 'extencion' y este no tuvo de otra más que darle lo que pedía.
