Muy lejos de las tierras del clan de los doce existían las ruinas de un viejo castillo. Algunos contaban que perteneció a un antiguo clan muy poderoso, pero que desapareció sin dejar rastro. Aunque la verdad era otra.
Nadie se acercaba creyendo que el lugar estaba vacío y desolado. Sin embargo, entre los escombros la rebelión había encontrado un hogar y base para todos sus movimientos.
Debajo de toda la destrucción las catacumbas del reino seguían intactas y en una de las heladas, sucias y espeluznantes celdas estaba Stiles. Se encontraba desesperando tratando de romper la puerta que impedía su escape.
Habían pasado tres días desde que el extraño lo había atrapado y su desesperación se volvió más grande. Necesitaba volver con su bebé, tenía que volver con Derek. Su lobo los necesitaba a ambos o de seguro se debilitaria tanto al igual que sucedió con Derek cuando Deucalion lo atrapó.
Por suerte la rebelión le daba algo de comer. No eran manjares, pero al menos no moriría de inanición. Por alguna extraña razón sus poderes no funcionaban dentro de aquel lugar. No comprendía nada de lo que estaba sucediendo.
Si tan solo pudiera hablar con quien estuviera a cargo. Stiles no planeaba una guerra entre el clan y la rebelión. De hecho planeaba entablar una negociación entre ambos para dar fin a todo este problema. Para ello debía asumir su lugar en el clan, pero debido a su embarazo y el accidente su plan jamás pudo ejecutarse. Ahora debía encontrar la manera de salir de ese lugar.
- Has oído que Rowan volverá hoy. - Stiles escuchó atentamente lo que estaban hablando los guardias.
- Lo sé, el rey no se encuentra muy bien de salud y además dicen que vuelve para ver al nuevo prisionero.
- ¿El castaño?
- Sí, recuerda que es el príncipe heredero del clan de los doce y estoy seguro que Rowan cobrará su venganza con él.
Ahora comenzaba a asustarse. Sabía que debió leer las letras pequeñas del contrato. ¿Quién era Rowan? ¿Por qué quería venganza? Por ahora no deseaba quedarae a averiguarlo, tenía que salir de allí.
Observó detalladamente cada rincón de su celda y notó algo que podría ayudarle. En la vieja cama en la que solía dormir había un viejo y oxidado clavo salido. La celda en la que estaba encerrado tenía una cerradura muy antigua y agradecia que Ray le hubiera enseñado a abrir todo tipo de cerraduras hacia un tiempo. Espero a que no hubiera ningún guardia. Tomó el clavo y lo introdujo en la cerradura. Realizó algunos movimientos hasta que escuchó el sonido que tanto anhelada escuchar. La puerta emitió varios chirridos cuando la abrió sin querer.
Los guardias escucharon el ruido y comenzaron a regresar para averiguar lo que sucedía. Stiles sabía que era el momento de correr. Salió en dirección contraria a los guardias y escuchó como ellos corrían tras él.
-¡DETENTE! - le ordenaron aunque claro no los obedecería.
Vio unas escaleras en y comenzó a subirlas sin dudarlo. Al llegar al último escalón notó que era un pasillo como el de su castillo con algunas pinturas antiguas de quien alguna vez vivieron ese castillo. Sin embargo, el lugar estaba destruido. Los guardias estaban cerca deseaba observar más, pero no podía hacerlo.
Estaba a punto de doblar a otro pasillo cuando vio una pintura muy interesante. Podía ver aún hombre que al parecer era el rey del castillo, una mujer que parecía ser su esposa, un niño y una niña que debían ser sus hijos. Abajo había una pequeña placa.
"Rey Rupert, su esposa la reina Elena y los príncipes Alberth y Claudia."
Esa niña se parecía demasiado a...
- ALLÍ ESTÁ. - gritó uno de los guardias.
El castaño volvió a correr tratando de huir lo más lejos que pudiera, pero se estaba perdiendo aún más. Vio la puerta de una habitación y entró sin dudarlo, pero al hacerlo se dio cuenta que no había sido una buena decisión.
La habitación estaba llena de varias personas rodeando a un chico y un hombre que reposaba en una cama. El hombre no se veía bien, de hecho, parecía estar en un lecho de muerte. Los guardias entraron en la habitación.
- Perdonenos sus majestad el prisionero a escapado...
- Yo me haré cargo de él. - el chico que estaba junto al hombre se levantó molesto dispuesto a golpear a Stiles.
- Detente Rowan. - le ordenó el hombre. - Déjame verlo. - el chico se hizo a un lado para que él pudiera verlo. - Te pareces demasiado a tu madre. - el hombre tosió. - Bienvenido a casa Stiles.
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Un rey peligroso
DiversosLuego de ser rescatado de las garras de Deucalion las preocupaciones de Stiles solo aumentaron. Ahora sabía que el asesino de sus padres aún seguía libre, la rebelión se alzaba de nuevo en contra del clan, el nacimiento de su hijo estaba muy cerca y...