Un rey peligroso

Capítulo XXIX

- Esto luce muy mal Derek. - le dijo Laura.

- Lo sé, pero debo salvar a Stiles.

La situación en la mansión no era alentadora. Los betas los superaban en número y era claro que no venían para entablar una conversación. Derek debía pensar rápido pues cada minuto que pasaba disminuía la probabilidad de poder salvar a su castaño.

-Laura, necesiton que te lleves a Dylan, Cora, Alicia y Claudia al bunker de Stiles. Nosotros vamos a distraerlos mientras ustedes salen de aquí.- el clan había cosntruido un bunker para Stiles hacianun tiempo en caso de que algo sucediera y necesitaran ponerlo a salvo. Su ubicación había sido elegida por Talia por lo que la única que conocía su ubicación era ella y su manada.

- Yo voy a quedarme. - dijo Cora.

- No ahora Cora, necesito que me ayudes a cuidar a Dylan y Alicia. Escucha, si acaso no logramos soportar el ataque deben huir lejos de aquí comprendes.

- De acuerdo. - aceptó su hermana.

- Sé que les pido demasiado al arriesgar sus vidas, pero esta vez necesito de todos ustedes para salvar a Stiles.

- Tranquilo Derek. - habló Lydia. - Recuerda que más que una manada somos una familia.

Todos estaban dispuestos a dar una última batalla. Sin importar el resultado en su mente había un único objetivo, salvar a Stiles.
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- Tú estas muerto, no puedes estar aquí.

- Sabes, tu problema es que siempre ves a los demás como inferiores a ti. Es por eso que fue fácil engañarte, tu soberbia no te deja ver lo que ocurre realmente frente a ti. - Steve volvió a ver la pantalla y se dio cuenta que lo únicos en el suelo eran sus betas. Todo había sido una ilusión. - Aunque debo agradecer que si no hubieras ordenado asesinar a Liam no tendría la habilidad para jugar con tu mente. Así que si no te molesta voy a llevarme a mi Stiles. - Finalizó Derek.

El corazón de Stiles brincaba de la alegría al saber que todo lo que había visto había sido sólo una ilusión creada por Liam. Steve por otro lado permanecía tranquilo.

- Sabes, no los subestime. Sabía perfectamente que esos betas no serían capaces de acabar con tu manada. Es por eso que siempre tengo un plan B. - Steve se transformó y rugió llamando a sus secuaces.

Un druida apareció detrás de Derek y lo empujó dentro de la cabaña. Dejó caer las cenizas de serbal completando el círculo que había puesto alrededor de la cabaña. Ahora no podría salir del lugar ni huir de la pelea.

- Tampoco he venido solo Steve. - la mandada completa, junto al clan y sus betas estaban listos para dar pelea. Era momento de darle fin a todo.

- Vaya, esto si no me lo esperaba. Bueno, que gané el mejor. - Steve corrió en la dirección de Derek al igual que sus betas corrieron hacia los aliados del Hale.

La lucha se desató y ambos lados no darían tregua hasta que los otros cayeran. Steve y Derek luchaban entre sí lanzando golpes con la intención de herir brutalmente a su enemigo. Sin embargo, Derek comenzaba a perder debido a que desviaba constantemente los golpes que Steve lanzaba hacia Stiles.

El castaño se sentía impotente al no poder hacer nada para ayudar su amado. Ni siquiera podía ayudarle a sanar sus heridas. Las heridas de Derek era profundas y ya no podía seguir. Steve sabía que debía acabar con todo en ese momento. Sacó sus garras y las clavó en el abdomen de Derek.

- ¡NOOOOOO! - gritó Stiles al ver que Derek cayó al suelo mientras su sangre se derramaba por el suelo. Steve por otro lado disfrutaba del espectáculo.

- Lo ves, nadie puede... - de pronto su discurso fue interrumpido por una serie de disparos cuyos proyectiles se clavaron en su cuerpo.

- Estuve esperando esto, no moriré sin que tú quedes vivo. - habló Tobias con su último aliento.

Las balas que había disparado contenían un veneno especial que él mismo había diseñado. Muchos lobos le temían al cazador de las sombras, como conocían a Tobias, no por su destreza sino por su famoso veneno que era capaz de matar a cualquier alfa, beta u omega en cuestión de segundos. Steve comenzó a escupir un liquido negro.

Derek no se quedaría sin hacer nada así que aprovechó la oportunidad brindada por el cazador para derrumbar a Steve.

- Hasta nunca Steve Campbell. - Derek utilizó sus garras y corto el cuello del alfa lado a lado para poder acabar con su existencia de una vez por todas.

Steve estaba muerto y sus betas comenzaban a huir al darse cuenta de su derrota. Deaton corrió hacia la cabaña y retiró la barrera para que todos pudieran entrar. Stiles se encontraba llorando en donde estaba sentado sin poder moverse mientras que Derek comenzaba a agonizar.

- Stiles. - dijo Scott corriendo hacia él.

- Llévame con él Scotty. - el alfa llevó al castaño junto a Derek.

- Stiles.

-No Derek, no hables. - las lágrimas resbalaban por las mejillas del chico. Sabía que esta vez no podría salvar a Derek a causa del veneno que Steve le había inyectado.

- Cuida de Dylan, hazlo por mí y asegúrate que sea un buen chico Stiles.

- Te lo prometo.

- Te amo Stiles.

- Y yo a ti Derek. - el lobo exhalo por última vez y Stiles comenzó a gritar negándose a aceptar que lo había perdido. - No Derek, no me dejes, te prometo que ya no voy a desobedecerte. No pondré mi vida en riesgo de nuevo, no volveré a pedirte que te alejes de mi o incluso dejaré que hagas todo lo que quieras conmigo.

El chico se dejó caer sobre el regazo del lobo. De pronto, Stiles comenzó a sentirse como la primera vez que utilizó sus habilidades para salvar a Derek. Esa extraña energía recorriendo su cuerpo. El brillo volvió a aparecer en sus ojos y de pronto una enorme luz verde se proyectó hacia el cielo. El lugar comenzó a nublarse y segundos después comenzó a llover. Cada gota que caía comenzó a sanar las heridas  de todos incluyendo las de Derek quién, minutos después, comenzó a abrir los ojos pesadamente.

- Stiles.

- Derek.

- Acércate. - El chico obedeció. - Más te vale cumplir tu promesa, prepárate porque está noche vas a pagarmelas todas.

- ¡Derek! - dijo el castaño avergonzado mientras todos los demás reían.

- Ven aquí, mi príncipe peligroso. - Derek tomó a Stiles y junto sus labios en un dulce y profundo beso.

Stiles sólo podía pensar en que este era el final de tanto sufrimiento o al menos eso deseaba. Sin embargo, mientras todos festejaban la victoria, el cuerpo de  alguien había desaparecido. Quizás este no era el final de todo.