The Story

47 3 2
                                        

Me dedicó una amplia sonrisa y proseguí a encender el auto. No faltaba demasiado para llegar a Oklahoma. Allí me dedicaría principalmente a buscar municiones, comida, algo más de ropa y si tenía suerte, un buen refugio.

-Cuéntame de ti Calum.

-¿Qué quieres que te cuente?

-No lo sé… ¿Qué paso con tu familia?

-Bueno, ellos… están en una pequeña comunidad en Ohio, cerca de Atlanta, o eso espero. Ellos se fueron hace un largo tiempo. Yo me encontraba en el ejército cuando todo sucedió.

-¿Cómo que en el ejército?

-Pues veras, no iba a una escuela normal. Había decido, por mi cuenta ir a estudiar a un colegio militar.

-Y ¿a que vino esa idea?

-Bueno, se que sonará algo tonto pero, desde pequeño soy un gran fanático de los comics y los súper héroes en general y siempre me había imaginado qué sería salvar a la gente que lo necesita y ayudar al país. Tratar de que reinara la paz. Y entré a la escuela esperando que no fuese tan malo como todos lo pintaban. Poco después me di cuenta de que no es así. Es muy difícil tener que presenciar guerras. Y es más difícil tener que dejar a tu familia, es difícil entrar siendo alguien y salir de ahí siendo alguien completamente diferente. De cualquier manera, visité a mi familia cuando las cosas comenzaron a tornarse feas. Ellos, igual que todas las familias de la gente que brinda esa clase de servicios al país, fueron trasladados hacia un pequeño pueblo que se está asegurando de que estén a salvo. En cuanto a los militares, doctores, bomberos, maestros  y demás trabajadores sociales, bueno, la mayoría ha fallecido ahora. No quedamos demasiados  y los que quedamos no éramos suficientes para combatir a los infectados, por lo que nuestra última orden fue ir a nuestros respectivos hogares y cuidar de nuestras familias  y sobrevivir el mayor tiempo posible. Esperando por algo mejor.

Concluyó su oración con un leve tono de tristeza. Quizá el también había perdido toda esperanza y de alguna manera lo entendía. Las cosas no parecían poder mejorar en ningún tiempo cercano, ni en ningún tiempo. La raza humana llevaba más del 96% extinta y la cura parecía ser solo un deseo que teníamos en nuestras mentes. Algún rumor que había sido esparcido con el único propósito de mantener a ese 4% vivo y con alguna esperanza.

Sus palabras me habían dejado completamente muda. No tenía idea de cómo responder a esa terrible realidad. La realidad que ahora estábamos afrontando todos los que quedábamos vivos en el mundo.

Al notar que el ambiente iba volviendo a ser tenso, decidí soltar la palanca de cambios y movi mi mano derecha hacia donde se encontraba su mano izquierda. Lo miré y trate de darle una sonrisa reconfortante. Algo que le hiciera saber que simpatizaba su dolor. Que supiera que no estaba solo y que estaría con él cuando lo necesitara. Jugué un poco con mi pulgar, trazando círculos en su mano. Inmediatamente se me ocurrió una idea.

-¿Dónde dices que se encuentra esa ciudad?

- Alabama… ¿por qué?

-Bueno, tendríamos que desviar un poco y nos llevaría un poco más de tiempo pero…es posible.

-¿Qué? ¿Estás sugiriendo que vayamos a Alabama? ¿Estás consciente de que serian 2 horas más de viaje, verdad?

-Sí. Pero ¿No quieres ver a tu familia?

-Pues si…

-Entonces vamos.

-Como tu digas, tu estas conduciendo.

Eran cerca de las 7 de la noche y todavía no habíamos llegado a Alabama. Estábamos realmente cansados, los viajes largos son muy agotadores, por lo que propuse cenar, armar un pequeño fuego para calentarnos y luego dormir en el auto.

Saqué un par de latas de soda del auto mientras Calum comenzaba a prender el fuego para calentarlas. Agarré de mi bolso una manta. Por las noches la temperatura llegaba a los 10° y el frio viento comenzaba a soplar causando escalofríos en nuestros cuerpos.

Me senté al lado de Calum luego de haber colocado la manta en su espalda. Cuando me había acomodado en el suelo coloqué el resto de la misma sobre mi espalda. De cualquier manera seguía teniendo frio, pero pude controlarlo un rato más.

Comenzamos con nuestra cena unos 20 minutos después durante los cuales habíamos compartido charlas, risas y algunos besos.

Se había hecho cerca de las 9 de la noche y el frio comenzaba a notarse más y yo comenzaba a temblar. Calum notó eso y colocó su brazo alrededor de mis hombros. Yo me atreví a acurrucarme contra su cálido pecho, encontrando una posición en la que estuviera cómoda para luego, sin intención alguna, caer dormida en sus brazos.

Lo siguiente que pude sentir fueron el mismo par de fuertes brazos tomándome en ellos y acomodándome en el asiento trasero del auto. Seguido de eso, el mismo cálido y familiar sentimiento de un fuerte y trabajado pecho sosteniendo mi cabeza cómodamente para dormirme nuevamente.

The Last of Us- c.hDonde viven las historias. Descúbrelo ahora