Tomó la mochila y la colocó en sus hombros, como si no pesara nada. Que atractivo, pensé. Sus bronceados músculos se tensaron con el peso de la misma y no pude evitar sonrojarme un poco e inmediatamente miré hacia otro lado, él notó eso. Solo sonrió.
Un ruido familiar me quitó de mis pensamientos. No podía ser. Miré hacia el frente y divisé otro de ellos. Perfecto. Corrí hacia el con el cuchillo guardado en mi bota y lo clave en su cráneo, salpicando algo de sangre sobre mi ropa y un poco sobre mi frente. Sacudí la misma y esperé a que los chicos me alcanzaran.
-Gran ataque.- Dijo Calum.
-Gracias. —Dije algo triunfante.
Finalmente llegamos a la ciudad. Un gran cartel nos daba la bienvenida...creo. "Bienvenidos a Columbia" O "lo que queda de ella..." pensé. No estábamos lejos de Atlanta, solo teníamos que cruzar Carolina del Sur hasta llegar a Georgia y estaríamos a unas 3 horas de la capital, Atlanta.
Caminamos 20 minutos hasta por fin llegar a la ex civilización, donde toda la gente, ahora muerta, solía tener vidas normales. Trabajar, cuidar a sus hijos, cuidar a sus padres, estudiar, ir al colegio, cenar, almorzar, reír, soñar e incluso morir felizmente, pero no así.
Una sensación de melancolía pura cruzo mi cuerpo inmediatamente, de repente, estaba triste. Nunca volveríamos a ser lo que una vez fuimos. La gente que perdimos en esta guerra, no volvería nunca. Nuestras vidas habían sido marcadas por un antes y un después desde que comenzó todo esto. Tendríamos que vivir por el resto de nuestras miserables vidas ocultándonos, pasando hambre, perdiendo nuestras únicas anclas a este, ahora destrozado mundo, cazándonos entre nosotros con el único propósito en común: sobrevivir lo más posible.
Mi cara se tornó seria, sin que yo pudiera notarlo. Unas cuantas lágrimas se asomaron por mis ojos ante esos pensamientos, eran realmente tristes. Aun así, no dejé que salieran. Tenía que vivir el ahora, no había tiempo para distraerse.
Caminamos hasta el primer auto que encontramos. El segundo, el tercero, el quinto, llegamos a revisar cerca de 27 autos y ninguno tenía gasolina, secos, totalmente. Les aconsejé que se quedaran a descansar unos momentos mientras que yo, decidí buscar en algunos más. Calum se negó a dejarme ir sola, como era de esperar. Discutimos unos segundos hasta que le prometí no irme muy lejos.
Probé unos 5 autos mas hasta que encontré unos completamente llenos, tenía que ser un milagro. Recolecté dos bidones completos de gasolina. Volví casi corriendo hacia donde había dejado a Mali y a Calum para mostrarles la buena noticia, pero al llegar noté que ninguno de ellos estaba ahí. Ni ellos, ni sus provisiones. Nada.
Siendo principalmente pesimista, lo primero que se me cruzo por la cabeza fue que me habían abandonado. Esa idea inmediatamente dejo mi cerebro cuando escuche pasos detrás de mí. Gire sobre mi lugar apuntando hacia el frente prestando suma atención al más mínimo ruido que pudiera escuchar.
Cuando pude darme cuenta de que algo se acercaba detrás de mi, ya era muy tarde. Un agudo dolor se despertó en mi cráneo. Alguien me había golpeado, caí al piso y el dolor se repitió. Golpeó una segunda vez mi cabeza, haciendo que mi vista se tornara difusa y luego negra.

ESTÁS LEYENDO
The Last of Us- c.h
Fanfiction"-En lugar de matarnos entre nosotros, formemos un equipo. No necesitamos más bajas, al contrario, juntemos fuerzas. ¿Qué dices?"