Estaba en el estanque con los gansos que mi padre hizo con sus propias manos. Una vez traje a la pareja de la casa del abuelo, mi madre los hizo reproducir. Los que tenía ante mí, eran descendientes de los que traje aquella vez.
Una buena época sin lugar a dudas, logro recordar nítidamente como le ayudé o lo intenté, en cavar ese estanque. Los viajes a casa del abuelo, mi segundo hogar y el de mi madre, aún hoy día solíamos ir los cuatro a ese lugar. La pérdida del abuelo fue irreemplazable, pero nos dejó ese lugar en donde podíamos liberarnos el estrés.
Dejó mejor herencia, mucho más que todo este lujo que hay a mi alrededor. El valor de la palabra empeñada, la honradez y la capacidad de sonreír aún en las peores dificultades. Papá solía decir que el abuelo Morrison era algún hijo perdido de un Doyle y el reía de ese comentario.
Lanzó la comida al otro estanque y la multitud de colores salen a la superficie a comer, hay peces también allí, obra de mi hermana que adoraba los coloridos animales. Me incorporo al terminar de alimentar a los animales y observo a mi alrededor. El castillo es más que mi hogar, es el lugar en donde he vivido toda mi vida.
Innumerables recuerdos de niñez, y adolescencia, los regalos lujosos del tío Tanned y el tío Claid, papá histérico porque no quería ese dinero en mis manos. En aquella época no lo entendí, para mi eran fabulosos esos regalos y aun hoy tenían esos detalles. Un descendiente de Gedael, no podía manchar sus manos con dineros mal habidos y el dinero del tío Tanned aplicaba para ello. Estoy cerca al auto cuando el móvil suena, entro al vehículo y pongo el altavoz mientras arrancó rumbo al hospital.
—Hola ángel —escucho la cantarina voz de Vicky y sonrió ante el apodo—¿Resumen?
Llamarme ángel es su manera de burlarse de la antigua leyenda que precede a la familia. Aquella que dice que somos el producto del amor de un ángel guardián y una humilde pastora de ovejas. Cuyos restos reposan incorruptos en algún lugar de las tierras Doyle, oculto de las personas y que sólo él jefe del clan conoce su paradero. Hubo que hacer una tumba oculta ya que, en aquella época, los aldeanos querían una parte de la ropa cabellos y hasta huesos del hijo del ángel. Se dice que el cuerpo podría hacer milagros, al igual que los hacía el hombre en vida.
—Lo que ya sabía, mi manera de divertirme y que debo buscar esposa —respondo al fin y sonríe.
—¿Y... vas a venir?
—Debo ir a trabajar, hablamos cuando salga. —le respondo y se lo que sigue —solo te digo que no pienso casarme, sin importar lo que mi padre o esas momias.
—¿Por qué insistes en trabajar en ese hospital? Si al final debes dejarlo para comandar al grupo de locos. —guardo silencio, porque en eso jamás nos pondríamos de acuerdo. —¿Podemos salir esta noche?
—Veky... —intento decir, pero las palabras no salen de mis labios y el silencio de ella es un indicativo que sabe lo que estoy por decir.
—Entiendo... —me calma y la escucho reír —¿Tiene que ver con mi arresto?
—Entre otras cosas... Yo lo siento, pero sabíamos que lo nuestro no tendría futuro.
Vicky y yo, teníamos una manera distinta de ver la vida, hace muchos meses nos habíamos entendido, no éramos compatibles. Cómo amiga y para divertirse sin duda fue la mejor. Todo cambió cuando ella empezó a tomar en exceso y a inhalar esa porquería. Ella seguía en silencio y yo con la sensación que había hecho todo mal.
—No quería que fuera por móvil, es impersonal y nada decente —digo girando el auto y deteniéndome frente a la reja del hospital.
—En realidad debí imaginarlo. — dice —me calma saber que no se la pondrás fácil... nos vemos por los rincones o en los oscuros, cuando nadie nos vea Gino... Cuídate.
ESTÁS LEYENDO
Una Rosa en mi Invierno 2
RomanceLibro 2 Saga Doyle. Gino Doyle, es el primogénito del mayor de Doyle, próximo a ser el custodio del castillo cuya leyenda les precide por más de 10 siglos. . Una ex dolida, un enemigo al acecho y su más grande afición destrozada le traen ciertas c...