Capítulo 43.

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Narrador

Gabriela apoyó su cabeza en el vidrio de la ventana del auto, no importaba hacia dónde se dirigía, siempre que llegara rápido. El anciano que conduce y a quien su hermano le llama abuelo y que no entiende el porqué, ese respeto en ella nunca ha existido, se ha cansado que ella hable. Sigue inversa en sus pensamientos y recuerdos, no culpa a su padre de lo que acaba de hacerle, se lo merecía.

-No debiste mentirle -habla de nuevo el anciano y bufa -tuviste la oportunidad de decir la verdad ¿Por qué no decirla?

-Ser estúpida es herencia de ser hija de Gino Doyle -responde de manera altanera y sin importar que le debe respeto al anciano.

Lo observa de reojo y lo ve con la vista fija en la vía, regresa de nuevo al paisaje que tiene ante ella. El verde y azul hace parte de todo el lugar, las grandes montañas que se alzan a lo lejos le transmiten cierta paz. ¿Por qué no decir la verdad? Por vergüenza, simplemente por eso.

El enojo, por qué su hermano siempre era el centro de atención últimamente la llevó a entregar información privada a sabiendas del riesgo latente que era hacerlo.

¿Tu hermano está trabajando? - No, él irá al destierro.

Debe ser fascinante vivir en escocia y en un castillo- Realmente no, es tedioso y más cuando todo gira entorno a mi hermano.

¿Odias a tu hermano? - Me gustaría que le quitaran ser el privilegiado y así yo podría tener una vida normal.

¿Qué haces? - En el baño ¿Quieres ver lo que llevo puesto?

Me encantaría...

Nunca le obligaron a enviar fotos y videos, realmente le gustaba hacerlo y no era la primera vez. Lo que desconocía, era que aquellos chicos con lo que hablaban eran la misma persona y tenía una gran variedad de fotos y videos de ella desnuda.

Fue estúpida e infantil, ahora lo sabía, puso en riesgo no solo a su hermano, a su padres y demás personas a su alrededor. Los celos que sentía por Gino, la hicieron cometer tonterías y hoy pagaba el precio de ellas. La entrega de ese Pc de Archie Todt a su tío Claid, éste descubrir la verdad y contarla a su madre. Ella no hablaba con un solo chico, eran varios, que luego descubriera era el mismo, fue los motivos que la hizo callar.

No lloraba, pese que su situación era difícil, si debía que describir lo que sentía en este instante, era rabia, frustración y odio hacia quienes se burlaron de ella. Por lo demás, acostumbrada a que no se tomara en cuenta su decisión. No era la primera vez que su impulsividad y rebeldía la metían en problemas. Creyó que las fotos encontradas de esa chica y hallar a quienes le dañaron le salvaría, Gianni le había dicho que era seguro, su padre levantaría el castigo.

Cuan equivocada estaba.

No obstante, contaba con un plan, fingiría aceptar su destino, acataría las reglas de ese monasterio y una vez bajaran la guardia, escaparía. Dentro de sus cosas guardó su pasaporte y todo el dinero que había logrado ahorrar todos estos meses y los de su primo Guido, quien fue el del plan. Se iría a Estambul, en donde Gianni la esperaba, empezaría a estudiar y haría una nueva vida lejos de ser una muñeca decorativa de los Doyle.

-¿Te arrepientes? -insiste el hombre.

-¿Eso tiene alguna importancia ahora? -responde-NO, realmente... no -le dice al anciano quien se detiene de pronto.

-Se quiénes están detrás de todo esto -escucha la voz de Betf decir.

Gira hacia el asiento del chofer y lo observa a serio sin despegar la vista de la vía. Habían llegado a una división, dos caminos aparentemente iguales están frente a ellos.

Una Rosa en mi Invierno 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora