Capítulo 5

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El abuelo Betf solicitó la presencia en la arena a mi padre, aseguró no podía ir por lo que me tocó acudir a mí. El viaje solo a ese lugar me estresó, en algún momento quise devolverme, la idea de acudir a retirar las cosas de la abuela, no me agradaba. Lessie Stewart mi abuela, era un tema delicado en la casa nadie sabía las razones por las cuales tuvo que visitar la arena y vivir allí, mi padre y mis tíos no les gustaba hablar de ello.

Lo que sí supe fue que años atrás se le hizo un cambio de enfermera. Lo averigüe ahora que estaba recibiendo el control de la familia, estaba reducida a cama, no hablaba y no tenía movimientos de su cuerpo. Aun así, no hicieron nada por sacarla de allí, que Gino Doyle-Turner II, mi padre no se compadeciera de ella y su enfermedad hablaba que lo hecho por su madre fue grave.

Me recibe el sitio de siempre, en la cima de una colina se alzaba un castillo pequeño, con las mismas características del de los Doyle, llevaba por nombre el destierro. Detengo el auto en la cima de la montaña y observo el espeso bosque ante mí, detrás de todo ese verde y cubierto por árboles estaba la tumba de Gedael Doyle-Turner, el primer hombre de nuestra estirpe.

—Gino, que bueno verte —habla el abuelo al verme bajar del auto.

En realidad, no es mi abuelo, es un miembro de la familia que cuidó a mi bisabuelo Ganzel hasta la muerte, luego ayudó a mi padre y tío por muchos años antes de ir a la arena. La arena y el destierro era su lugar de trabajo, sin embargo, por no tener a nadie a quien cuidar, fue trasladado a la capital. Su rostro ya tenía rastros de edad y su cabello planeado se iluminaba por los primeros rayos del sol. Aun así, seguía teniendo los ojos vivaces y esa sonrisa contagiosa.

—¿No quiso venir verdad? —negué y soltó un suspiro pesado. Le puso miles de peros, pero la realidad es que se prometió no volver nunca a ese lugar y yo le entendía — Nadie puede saber lo que encontrarás allí. —empieza a decirme.

—Entendido. —respondo al ver que empiezan las recomendaciones y me instaló frente a él.

Tengo especial cuidado en no estar cerca suyo, porque no puedo lucir superior a él o que él se vea inferior a mí. Sin importar que no sea mi abuelo, lo he visto como tal y le hago los honores correspondientes a uno. No puedo hablarle en voz alta, mirarlo directamente a los ojos mientras me esté adiestrando o tener un comentario ofensivo. Las mismas reglas regia para mis padres y tíos, en cuanto a mis hermanos o familiares en general, no puedo permitir que alguien de los nuestros les dañe o que sean humillados por la razón que sea, el diálogo como base fundamental de todos los conflictos.

—Yo podría desocupar la casa, pero no tengo permitido el ingreso—se excusa. —hay cosas que solo se les tiene permitido a ti a o a tu padre.

—No te preocupes, no tengo nada que hacer el día de hoy —me entrega unas bolsas negras y lo que parece ser una caja fuerte, negra del mismo color.

Me indica que no debo quedarme con nada y/o abrir o leer, solo aquello que lleve mi nombre, ni siquiera si lleva el de mi padre puedo tocar. Todo debe ser quemado y las joyas meterla en la urna, la abuela se negó a entregar las reliquias familiares y ellas deberían ser entregadas a mi madre, esta a su vez se las daría a mi futura esposa. Sin entender porque algo estaría a mi nombre en ese lugar, bajo la colina ubicada en la falda de la montaña en donde está el castillo llamado el destierro.

Empiezo a acercarme a la arena, que es una edificación parecido a un estadio, con gradas hechas en piedra bastante rústica y en medio de ellas hay arena. Tengo recuerdos fugaces de llegar a ese lugar con mi padre y mamá. Mi padre llegó con rastros de lágrimas y bastante perturbando, luego de bajar a hablar con la abuela.

Era tanta nuestra inquietud sobre quien fue la abuela Lessie y lo que hizo para merecer tan deshonroso final, que todos teníamos teorías sobre ello. Desde robar a nuestro bisabuelo, arruinar la fábrica, etc. Motivos teníamos muchos, nuestra madre sólo decía que muy seguramente nos quedaríamos cortos con nuestras teorías.

Una Rosa en mi Invierno 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora