Rose
La luna de miel llegó a su fin y con ello la realidad de afrontar todos nuestros problemas. Suspiro prestando atención al viejo edificio que desde hoy sería mi hogar. Gino y yo, decidimos acatar las reglas de su padre y vivir en ese lugar, de mi parte yo tenía un par de cosas por hacer, una de ellas y quizás la más importante empezar a trabajar.
Nos bajamos del auto y miramos el castillo, mientras los empleados bajan el equipaje. La pasamos bien en la luna de miel, siempre que Gino dejara de ser tan autoritario y pudiera socializar un poco con los demás (algo un poco difícil en algunas ocasiones)
-¿Podemos regresar y no volver jamás? -me pregunta y sonrió al notar la voz de decepción.
Una vez llamó a casa para dar el nuevo destino, recibió la noticia que su padre y tíos querían hablar con él. Aun no estaba seguro de los detalles, pero imaginábamos se debía a todo lo sucedido.
-El sitio en donde estemos no importa, lo que interesa es la compañía -le recuerdo lo que me dijo hora antes y resopla -Yo te querré con todo y tus demonios.
-No hables así de mi familia -contesta con fingida indignación, lo que me hace reír con ganas. -entremos porque me están dando ganas de volver.
-¡Lo harás bien! -Le animo caminando hacia él y tomando sus manos -Puedo hacer algunas cosas lo que tenga que ver con la zona en remodelación. ¿No hay un título de primera dama? -creo que piensa estoy bromeando y sonríe.
La realidad es que estar sola en ese lugar me va aburrir, en algún momento se acabará lo que tenga que hacer en esta edificación y ya en ese instante mi flamante esposo no querrá que trabaje.
-¿Quieres trabajar conmigo? -pregunta con incredulidad y se detiene en mitad del jardín, cerca de la fuente. -¿Tan desesperada estas?
-Quiero trabajar -corrijo -no necesariamente debe ser en tu piso, oficina o cerca.
Mi respuesta parece disgustarle, porque arquea una ceja. He recibido la mala noticia al llamar al taller, que no tengo trabajos pendientes y aquellos que pospuse, los clientes cancelaron sin razón aparente. Necesito distraer mi mente en algo, los clientes piensan que, al ser la esposa de Gino Doyle no necesitaba trabajar.
-No es necesario que trabajes, deberías esperar a que tus clientes regresen -niego, porque eso puede durar meses años o nunca. Estoy acostumbrado a la actividad, quedarme en casa seria mi suicidio -¿En qué quieres trabajar? -pregunta con rostro serio con una mano en los bolsillos y la otra rodeando mi cintura atrayéndome hacia él -necesito una dama de compañía, para espantar a las acosadoras y evitar que mi esposa se encierre en el baño a llorar-Río con ganas por que el recuerdo de la chica de la isla llega a mí y apoyo la cabeza en su pecho. -impediría que este servidor se vuelva loco intentando saber lo que hizo mal.
-¿Jamás lo olvidarás verdad? -escucho un ¡No! Que me hace reír aún más y paso mis manos por su cintura. -Puedo trabajar con Gianluca -empiezo a decir cerrando los ojos, esperando que acepte.
-Trabajarás en el castillo es un lugar seguro y cómodo -Ordena y suelto el aire frustrada -mientras tus clientes regresan y se adaptan a tu nueva vida, cielo.
-No quiero estar encerrada Gino ¿Qué pasa si no regresan? O ¿Cuándo se acabe el trabajo aquí? -le digo y se aleja un poco de mí. -¿Podré trabajar en otro sitio?
-No me gusta que estés cerca de Gianluca, con su hermano suelto, tampoco el tono de tu voz. -empieza a decirme y me suelto de su abrazo.
Sus ojos celestes se posan en mi rostro, mientras que se resigna a ver que no deseo estar cerca de él. Era consciente que esta conversación se daría, tengo que confesar que no creí fuera tan pronto.
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Una Rosa en mi Invierno 2
RomansaLibro 2 Saga Doyle. Gino Doyle, es el primogénito del mayor de Doyle, próximo a ser el custodio del castillo cuya leyenda les precide por más de 10 siglos. . Una ex dolida, un enemigo al acecho y su más grande afición destrozada le traen ciertas c...