Rose
La primera semana después de nuestra primera discusión las cosas seguían en la misma tónica. Gino seguía renuente en darme una oportunidad y yo me iba día a día a abrir mi taller, pese a saber que nadie iría. Tomé mi agenda con los contactos y personalmente llamé en todos estos días a cada uno de los que imaginaba recibieron esa conmovedora misiva y les dije estaba de vuelta.
Sin mayores resultados.
Y como rendirme no estaba dentro de mi vocabulario y aprovechando que mi esposo esa de viaje en el día quince después del suceso, salí del castillo me fui a un puesto de revista y con periódico en mano, busqué un lugar en el cual trabajar.
-Ya verás, cerdo controlador -murmuro empezando a encerrar los posibles lugares en que pueda ejercer y sonrío divertida al ver que hay varios.
De vuelta al taller una hora después, busco varias tarjetas y recomendaciones de antiguos trabajos, imprimo currículo, en mi estado civil escribo viuda y sonrío ante el alivio que eso me produce. Aclarando que no es que lo quiera muerto, pero si a su jodido temperamento.
La prueba de que Dios no me abandona, la recibí ese día en el primer lugar en que fui en búsqueda de empleo. Buscaban a una persona para restaurar una vieja foto familiar y varias pinturas que han pasado de generación en generación.
-Son costosas, imagino lo sabes -comenta la chica con pesar y observando la foto de la mujer de cabello rubio que está en ella -es el único recuerdo que tengo de mamá y de su familia.
Asiento observando la imagen y encuentro sin muchos problemas los detalles a restauran, empezando a nombrarlos a la mujer que emocionada por lo que le describo me abraza.
-El único problema es que no traje nada, para trabajar -confieso -realmente no esperé encontrar trabajo tan fácil... mire -le muestro mis zapatos bajo, Jeans y camiseta holgada -me vestí para caminar horas y horas.
-Me alegro que tuvieras suerte -comenta y ordena a una mujer de baja estatura desmontar el cuadro y me apresuro a ayudarle. -déjala le pago para eso.
-No pasa nada si le ayudo y ella se puede caer, lo que acarrearía para ti muchos problemas -le digo sonriendo de manera inocente.
Lo que sigue de la mañana es de mi parte entregando tarjetas profesionales a diferentes posibles clientes y currículos a las empresas que requieren una cita privada antes de contratar. En las horas de la tarde, tomo la pintura de la mujer, me concentro tanto en los detalles que no soy consciente que ha oscurecido.
Muerdo mi mejilla interna observando una última vez el cuadro y asiento satisfecha, con lo que veo. Si todo transcurre como hasta ahora, en las horas de la tarde de la mañana siguiente estaré entregando el trabajo.
-Rose-la voz de la señora Veruzka me hace saltar y alzar la vista del cuadro y sonrió a las mujeres que está en la puerta.
-Hoy es noche de chicas -murmura Laura y asiento sonriente.
-¿Puedes dejar eso para otro día? -la señora Megan es quizás con la que menos confianza tengo, creo que es de mi parte que de ella.
-Solo por hoy -respondo -tengo que entregar esto.
-¿Cómo conseguiste trabajo? -pregunta y le doy un resumen fugaz de lo que fue mi mañana.
Dejo a un lado los pinceles, mientras me dicen que es hora que descanse. Gino ha tenido que viajar a Estambul.
-Eres una cajita de sorpresas Rose. -comenta Laura y mi suegra me mira con rostro neutral.
Es difícil para ella acusar a su hijo o ponerse de mi lado, pero uno pensaría que el ser mujer le haría entenderme, me ayudan a cerrar y me comentan que Gabriela está empacando maletas.
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Una Rosa en mi Invierno 2
RomansaLibro 2 Saga Doyle. Gino Doyle, es el primogénito del mayor de Doyle, próximo a ser el custodio del castillo cuya leyenda les precide por más de 10 siglos. . Una ex dolida, un enemigo al acecho y su más grande afición destrozada le traen ciertas c...