Capítulo 17

81 8 0
                                    

Narrador.

La sala de la vieja estación de policía estaba en silencio, el oficial había hecho una pregunta simple ¿Por qué estaba acosando a Rose Mackay? Archie Todt lucia contrariado, no ha podido responder y el oficial empieza a impacienta rose.

—Le volveré a repetir señor Todt —vuelve a hablar y su jefe entra a la sala.

—Yo continuo —asiente al hombre de cabello y ojos oscuros. —Claid Duncan —se presenta.

Vestido en traje formal y elegante, está lejos de ser el jefe de la estación. Claid Duncan se asemeja más a un modelo de Versace, marca que usa muy a menudo y que todos saben es por insistencia de su hermano. Trae en sus manos dos cafés y una bolsa de comida, cuya marca de restaurante resalta en letras doradas.

—¿Gusta? —pregunta extendiendo la taza de café al joven Todt, que la recibe sin reservas.

Con tantos años en coma y fingiendo estar muerto, Archie desconoce a la mitad de la población de Edimburgo. Por lo que muy seguramente, no sabe qué el oficial que entró, es el tío del hombre que acaba de acusar de secuestro. Si es así, Claid quiere usar eso a su favor, de saber que es familia de su nuevo enemigo, la entrevista seria hostil.

Y no le convenía eso, Ángelo Vryzas, estaba presionando demasiado por respuestas. Tenerlo tan cerca (Londres) y casi respirándole las orejas era un verdadero infierno. Desconocía las razones por las cuales, había adquirido un restaurante en el país de la reina, cuando era sabido el hombre no tenía un lugar fijo. A su hermano Tanned, le llegó la voz que estaba saliendo con una alemana, sin lugar a dudas alguien más loca que él.

Se levanta y saca de la bolsa dos paquetes blancos con letras rojas y un dragón dorado en el costado izquierdo del mismo. Deja frente al hombre palillos, salsas, y demás, mientras se sienta nuevamente. Toma su paquete, sus palillos y empieza a degustar su comida. Archie, por el contrario, sólo ha tocado su café, sin perderse ningún movimiento del oficial.

—¿Levantó cargos Rose? —le pregunta, mientras Claid se lleva parte de la comida a su boca negando —¿Por qué estoy aquí entonces?

Claid deja encima de la mesa la comida y sigue con los palillos en las manos, que mueve como método de distracción. Todt está casado con Beridet Saywell, prima de Izan y ella debe saber dónde está.

—Cincuenta llamadas perdidas y 120 mensajes de texto —le recuerda Claid sin verle y con el movimiento de muñeca en la mano que sostiene sus palillos. —el 80% de esos mensajes, según el oficial que atendió su queja es de usted diciéndole que está en peligro.

—Y lo está —le interrumpe.

Lo mira un instante y asiente, retoma de nuevo su comida, fingiendo no le ha creído y, de hecho, puede ser solo un truco para que la dama en cuestión saliera del castillo. La actitud, despreocupada del oficial, causa molestia en el hombre que golpea con fuerza el escritorio.

—¿Me dirá que hago aquí? Tengo derechos... —señala la puerta abierta y luego sus manos.

Siempre han estado abiertas, no ha sido esposado o se le han leído sus derechos. La presencia de Archie Todt, en la estación es solo informativa. No puede ser obligado a hablar y ser retenido por enviar mensajes, no cuando ni la chica o su sobrino levantaron una queja.

—Puede irse cuando desee —dice llevándose la comida a los labios —la próxima vez, invéntese otra historia, un poco más creíble.

—Izan está aquí y Rose si está en peligro —insiste —no sólo por Izan, también por estar viviendo con los Doyle. Ha llamado a mi esposa y le ha pedido dinero.

Una Rosa en mi Invierno 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora