Capítulo 35.

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GINO

Mis ojos se detienen en el antiguo reloj que tengo frente a mí en la sala que custodiaba uno de las dos pinturas que se conoce de Gedael, tres de la tarde y no hay señales de Rose. Mi padre, el tío Gael y el tío Guido observan mi comportamiento, me han puesto al día de todo lo sucedido, tengo que ser sincero con esto no pensé que el Tanned Duncan fuera capaz de tanto.

-Resumiendo ¿Él tiene la culpa que a Gabriela y a mí nos estén acosando? -pregunto.

Papá se acomoda el saco y asiente, por lo que le había hecho a la abuela hace años y aunque puedo entender su rabia, el debió imaginar que no se quedaría de brazos cruzados. La Lessie Stewart que todos me han descrito hoy, era una mujer perversa que parecía ser sacada del mismísimo infierno, debieron sospechar que su entrega era sospechosa.

-¿Nunca desconfiaron de su entrega? -les pregunto -¿Ni tu tío Gael?

-No, supongo que nuestro deseo en esa época era que todo acabara -responde y el tío Guido asiente.

-No tienes idea del infierno que fue -me dice y empieza a enumerar-descubrimos que teníamos una hermana, que esa a su vez creía que lo odiábamos que Belliz Turner era la verdadera madre de Gael, murió porque mi madre le confesó haber matado a nuestro padre, tu tía fue vendida a un prostíbulo y fue golpeada hasta el cansancio, maltrató a tu madre, las cicatrices de su espada las hizo ella y solo porque era una Duncan.

-Algo que calló a propósito, Gael estuvo mucho tiempo siendo acusado de lavado de activos y narcotráfico, -me quedo espantado al escuchar a cada uno de ellos, relatar todo lo sucedido en esa época.

No soy consciente de nada hasta que acaban y la verdad me golpea con fuerza. Estoy conociendo esos detalles por una sola razón, ni siguiera el brazalete que tiene papá en su muñeca me había llamado mi atención o que estaba en medio de ellos. ¡Estaba siendo nombrado jefe de ellos!

-Nuestros secretos deberán ser resguardado, -empieza a decir mi padre, al tiempo que se quita la chaqueta negra.

Yo estoy en shock, al ver como los tres se quitan el saco y lo tiran en el suelo justo a mis pies. Me levanto asustado y la primera impresión es salir huyendo de ese lugar.

¡Yo no quería esto!

-El custodio debe un hombre íntegro y leal, somos descendientes de Gedael.

-Producto del amor de Sheena, y de quien amó hasta el último día de su vida.

Uno a uno los veo nombrar las leyes que están dentro del libro, mismo que papá toma y lo deja en mis piernas, junto con el juego de llaves.

-Somos una casta única e irrepetible, nuestro deber, fue, es y será respetar todo lo que hasta el día de hoy hemos guardado. -sigue diciendo mi padre y veo aterrado a mis dos tíos, tiene una jodida solemnidad, como si en verdad yo fuera especial.

A mi padre jamás se le hizo está ceremonia, porque la dulce y bella Lessie, siempre pensó que sería ella la reina del jodido castillo. Me pierdo en los preceptos leyes y lo ceremonioso del asunto, aletargado porque no entré a ese lugar para salir siendo un líder.

Si ni siquiera puedo controlar a mi mujer ¿Qué les hace pensar que podré controlar a esa bola de imbéciles y momias inútiles? Mi corazón se acelera, me veo a mi mismo como el mayor de los fraudes, no podré estar a la altura, porque no quiero este lugar.

-Les dije que debimos alertarlo -escucho la voz del tío Guido una vez mi padre se quita un brazalete que coloca en mi muñeca y que observo sin ver en realidad -¡Parece que se va a desmayar!

-¿Gino? -llama mi padre y me levanto contrariado.

-¿Qué han hecho? -les pregunto y todos se miran entre si -soy el menos digno de llevar esto. -les digo al levantar mi muñeca y mostrarle el brazalete.

Una Rosa en mi Invierno 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora