¿Cómo les explico? Amo a alguien que se preocupa por mí, está pendiente a todo cuanto necesito y en teoría, pudiera parecer me ama, pero sé que no es así. Gino Doyle, finge amarme porque fue educado para no fracasar, el matrimonio y su mujer es solo una obligación más como jefe del clan, Doyle.
A él le importa tres pepinos con quien se casaría, prueba de ello es que, en menos de un año, tuvo tres novias y se terminó comprometiendo conmigo solo por accidente. Lo observo dormir plácidamente y me preguntó ¿Qué fue lo que hice en otra vida para pagar de esta manera? Amar a hombres con comportamientos extraños y que no me aman lo suficiente que yo a ellos, se ha vuelto costumbre.
-Buenos días, cielo -su voz sale rasposa y somnolienta, tiene el cabello revuelto y las marcas de almohada en su cama, ni así deja de verse sexy -Te sentí moverte constantemente en la cama ¿No puedes dormir?
¿Quién podría? Teniendo la certeza que su matrimonio no será aquello que ha planeado. Como respuesta sonrió tristemente y me levanto de la cama para entrar al baño. Meto seguro, porque no deseo ser víctima de un interrogatorio, estoy demasiado sensible, todo me lastima o me hace daño y no soy así. Normalmente suelo no tomarme las cosas a pecho, por lo menos desde mi accidentado suicidio.
Todo lo que tiene que ver con Gino me afecta o es quizás estar en la isla, ver a Ángelo feliz y sin reconocerme, temiéndome. Saber que Izan sigue juzgándome y que al volver pueda que tenga que declarar nuevamente. Lo que Ángelo tiene es lo que quería para él, que tuviera un hogar, imagino que aquello que afecta es que le dice a otra mamá y que no me recuerde.
Escucho la voz de Gino en la puerta, indicando que si estoy bien y que porque me encerré y apoyo la cabeza en los azulejos. Puedo juzgarlo de todo, menos de no ser atento conmigo.
-Ya voy a salir -respondo.
-Eso no fue lo pregunté -insiste -¿Rose? -cierro la ducha abro la cortina y tomo la toalla con la que me cubro.
Abro la puerta segundos después y me encuentro con su humanidad en la mitad de ella observándome detenidamente. Intento sostener su mirada, pero me es difícil, termino bajando el rostro y confesando.
-No es fácil Gino, fuimos educados de forma distinta. -empiezo a decir se acerca a mí, lo que me hace dar un paso atrás y alzar una mano para detenerlo, mientras que con la otra sostengo la toalla. -no todo se resuelve con sexo o abrazos, hay vacíos que no podrás llenar, por mucha buena intención que tengas. -digo y tomo el valor para mirarle a los ojos -un matrimonio no es un negocio, yo no soy una más de tus posesiones, tu no me amas y yo...
-Estás alterada, -comenta en un tono suave como si estuviera tratando con una loca -no busqué un buen lugar para descansar, no eres un objeto y no te trato como tal, de ser así te dejaría tirada en esta isla y me regresaría, pero no lo hago porque me importas Rose - estira la mano tomando la mía y guardo silencio me atrae hacia él, suelto un sollozo y me acuna en sus brazos. En ese espacio soy más vulnerable entre sus brazos. - por eso estas así sensible e irritable, este lugar te recuerda lo sucedido-continua y se aleja para verme a los ojos - Debes saber que esto ya pasó cielo, no estás en peligro, ese hombre no puede hacerte daño. No he dicho que no podré amarte, te digo que estoy dispuesto a hacerlo.
-Hablas como si pudiéramos lograr amar a quien sea -digo alejándome de él y voy en búsqueda de mi ropa.
-Podemos amar a quien queramos Rose, han idealizado ese sentimiento. -dice entrando al baño y su voz se opaca al cerrar la puerta -iremos al museo, hablas con tus amigos y nos despedimos de los Russo. Iremos a donde desees, San Juan de los Vientos no fue buena idea.
A cualquier lugar pienso mientras me visto, por lo menos esta vez me dejara elegir. Lo escucho cantar en la ducha y me quedo en una pieza. No se toma a pecho los problemas, nuestra vida es un caos, no tenemos a quien señalar y a quienes podemos no contamos pruebas, sin embargo, Gino Doyle, les resta importancia a esas cosas.
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Una Rosa en mi Invierno 2
RomanceLibro 2 Saga Doyle. Gino Doyle, es el primogénito del mayor de Doyle, próximo a ser el custodio del castillo cuya leyenda les precide por más de 10 siglos. . Una ex dolida, un enemigo al acecho y su más grande afición destrozada le traen ciertas c...