۞ ℭ𝔞𝔭𝔦𝔱𝔲𝔩𝔬 14

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Las personas egoistas tienen deseos oscuros, a los ojos del resto del mundo pensar en sí mismo es considerado en un pecado. Nos enseñan a complacer al resto, a querer seguir adelante cuando todo se viene abajo. Los egoístas buscan aquello que les beneficia sin importar lo mucho que lastima a otras personas.
Pero cuando abres los ojos y te das cuenta que el mundo está lleno de hipócritas solo puedes pensar en seguir siendo egoista. Si no piensas en ti, no llegaras a nada, no obtendrás aquello que tanto quieres.
¿Es egoista querer morir? ¿es egoista desear morir aún sabiendo la marca de dolor que dejas detrás? Tus amigos, tu familia, tu ser más amado... ¿es egoista querer irse aún cuando estás pasando por la tortura más inhumana posible?

Que se joda el mundo.

Que se jodan los hipócritas.

Quiero morir.

Quiero morir. Ahora.

¿Qué es una vida de tortura comparado con tu corazón en llamas?

Déjenme morir.

Maldita sea, déjenme morir.

Ella abrió sus ojos finalmente. Este lugar no se parece al infierno, pensó. Hay una tormenta, es gris y ruidosa, hace mucho ruido, puedo verla... puedo sentirla. Está frente a mi.

No podía estar en el infierno, la vista era demasiado hermosa para estar en un horrible lugar como aquel. Pero si no estaba en el infierno ¿entonces por qué sentía que se quemaba?

Ruidos, habían ruidos por todas partes. No, no ruidos, eran... ¿voces? Si, alguien hablaba. Algo la tocaba.

No me toques, dejame morir.

Ella podía sentir su garganta seca por los gritos. Podía sentir como su cuerpo temblaba sin parar, podía ver una tormenta. Era una hermosa y brillante tormenta.
Pero había dolor muy en el fondo. Estaba segura que el fuego estaba sobre ella y la estaba haciendo cenizas. Maldito dolor. La estaba cegando y solo podía escuchar esas voces y ver la tormenta.

-Dejame morir- rogó ella.

Ni siquiera sabía si alguien podía escucharla, no sabía si había dicho las palabras correctas, pero hablaba en serio. Quería morir. Ahora.

°°°

-¿Granger, puedes oirme?- ella abrió los ojos. Ahí estaba de nuevo, la tormenta gris y ruidosa.

Solo que no era una tormenta, eran dos ojos... grises y llenos de dolor. Draco Malfoy la estaba viendo desde arriba lleno de lo que parecía preocupación.

¡Por qué no estoy muerta maldita sea!

Pero ella no estaba segura de estar siendo honesta con ese deseo. El dolor seguía ahí, pero ya no sentía el fuego corriendo por sus venas, dolía, pero ya no quería morir.

-¿Granger?- habló él de nuevo.

-D r a c... Draco- Hermione no podía hablar sin que le doliera la garganta. El rubio soltó un respiro, totalmente aliviado porque ella estaba conciente.

Hermione miró a su alrededor, Pansy Parkinson estaba en la habitación, estaba preparando algo, una poción probablemente. Draco estaba a su lado, ella estaba en una cama, incomoda y conocida. Seguían en la misma casa de bosque.

-¿Cómo te sientes?- preguntó Draco.

Hermione no sabía que responder, ni siquiera podía saber que sentía. Era demasiado extraño.

Entonces recordó, como flashbacks que caen de golpe en tu cabeza.

Veinte crucios. Theo. Runas. Magia oscura y antigua. Fuego. Varita. Cenizas. Dolor.

Control |DRACO MALFOY|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora