No más magia oscura. Bajo ninguna circunstancia debía usar hechizos oscuros.
Eso estaba bien, realmente nunca había usado magia oscura antes, se las podía arreglar con hechizos normales y blancos.
Tuvo dolores de cabeza al menos dos días, era peor que estar enfermo.
Maldito Voldemort y su ritual. La había arruinado.
Dos semanas sin ver a Draco y ella seguía llorando. ¿Siquiera sabía por qué lloraba? No, no lo tenía claro y de alguna forma eso la hacía llorar más. Dejaron de entrenar después de lo que pasó, ella necesitaba tiempo para descansar y olvidar los malestares. Mientras tanto practicó curación, limpieza y otros hechizos básicos de no combate.
Theo no hacía nada más que leer, fumar y comer lo que sea que Hermione cocinara. Era como ser la madre de un niño.
No llegó ninguna carta en dos días. De no ser porque Tonks había dicho que todo seguía en orden allá afuera ella se habría muerto de la preocupación.
Últimamente tardaba siglos en la ducha, jugaba a cambiar la temperatura del agua y se quedaba en la bañera jugando con sus manos. Pasando esferas de energía de diferentes colores de una mano a otra, como una pelota de humo magico y solido.
Se miraba al espejo mientras conjuraba algo, estaba aprendiendo a aceptar que ahora era un arbol de navidad andante debido a que sus venas se encendían de colores dependiendo el hechizo que usara, el rosa y el dorado eran sus favoritos, decidió que el verde y el azul eran los más raros de ver y el rojo era el más aterrador, sin dudarlo. Sus ojos iban en sintonía con aquellos colores, brillaban y cambiaban tan repentinamente que ella se había empezado a acostumbrar a ello.
Theo decía que era muy aterrador, y no lo culpaba. Una bruja sin varita que se enciende como luces electricas no era una bonita imagen. Por suerte desde que había progresado podía concentrar todo solo en sus manos y las venas de otras partes de su cuerpo ya no se encendían.
Sus manos la hacían sentir poderosa, una vez que mantenía la energía ahí era hermoso y siempre la hacía sonreír.
Había hecho levitar muchas borbujas mientras estaba en la bañera hasta que se aburrió. Esa noche ella y Theo tenían planeado hacer una cena más divertida, quizás unas hamburguesas ya que Theo no sabía que eran. Pero aún faltaban unas horas para bajar a cenar.
Salió del baño envuelta en una toalla sobre su pecho y caminó hasta los cajones donde había guardado su ropa. Sacó unas bragas, un sostén y lo dejó sobre la cama. Cuando estaba a punto de buscar más prendas comodas la puerta se abrió y ella pegó un brinco mientras se aferraba a su toalla.
Draco.
Draco estaba de pie en la puerta, jamás tocaba. Bastardo.
Cuando la encontró con la mirada la recorrió de pies a cabeza en la pequeña toalla que la cubría y sonrió débilmente.
-Draco...
-Creí que enviar una carta arruinaría mi llegada- dijo jugando con las mangas de su camisa Oxford negra y sonrió mas abiertamente. Hermione tomó unos pasos largos y rápidos, casi corriendo, se lanzó a sus brazos tomandolo por el cuello y lo abrazó con fuerza -Mmm yo también te extrañé
Su risa ronca le recorrió toda la espina dorsal con escalofríos, la mano de Draco la abrazó por la cintura y la otra tomaba sus rizos. Se quedó ahí por lo que pareció una hora, absorbiendo su escencia y holor. Draco no dijo nada hasta que caminó con ella, se sentó en el borde de la cama y la sentó sobre sus piernas, aún usando solo su pequeña toalla.
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Control |DRACO MALFOY|
FanfictionDurante la segunda guerra mágica, Hermione Granger es capturada por los mortifagos, en su nuevo mundo de terror los prisioneros son usados para experimentar magia oscura. Voldemort ha ordenado usar a la sangre sucia más famosa del mundo magico para...