۞ ℭ𝔞𝔭𝔦𝔱𝔲𝔩𝔬 38

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La ansiedad y la paranoia son sentimientos horribles para cada persona que los padece. Pero Hermione solía usarlos a su favor de vez en cuando.

Era tan ansiosa que no podía dormir tranquila ni aunque estuviese realmente cansada. Despertaba siempre horas antes del amanecer y justo ahora era lo que necesitaba.

Blaise seguía dormido junto a ella, su cuerpo boca abajo ocupando la mayor parte de la manta con la que Hermione lo había tapado, él siempre procuraba dejarla acobijada antes de dormir, pero él era tan grande que era inevitable despertar sin manta en absoluto.

Al menos él podía descansar un poco. Era desgastante psicológicamente verlo a veces. Él también luchaba contra sus demonios, jamás dejaba que Hermione lo viera en tal estado, pero era evidente que estaba tan lleno de culpa como ella. Después de todo él también perdió su vida entera, sus amigos, la mujer que amaba y su hijo. Un bebé que ni siquiera sabían si vivía o no.

Hermione conservaba el secreto de la paternidad de aquél bebé por dos razones, la primera era que Blaise no quería hablar de nada de lo que había pasado, era demasiado doloroso y se sentía culpable por lo que había hecho, la otra razón era que sabía que lo único que provocaría sería falsas esperanzas. No sabían si el bebé o Pansy habían vívido y decirle solo habría empeorado la manera en la que Blaise se sentía.

Trató de decirselo una vez, pero Blaise dijo que no quería saber nada, desde entonces ella decidió dejarlo por la paz. Por el bien de todos.

Hermione se puso de pie con dificultad por la cortada que ahora cubría su cadera. Cada día trataba de hacerlas más profundas, esperando que pasara algo, pero siempre se curaban.

Echó un vistazo al rededor de la cabaña, todo estaba tranquilo y en silencio. El perro dormía ahora al lado del sofá en el que estaba su dueño, el fuego estaba casi sin vida, pero se seguía sintiendo su calor.

Revisó el bolso que siempre llevaba Blaise, todo seguía en su lugar. El vestido, la botella de agua y la varita de Blaise, aquella que no se había usado en tanto tiempo. La mínima chispa de esa varita traería a los aurores en un abrir y cerrar de ojos.

Dejó el bolso con Blaise y salió sin hacer ruido de la cabaña.

Ella y Blaise solían estar juntos todo el tiempo, mantenerse separados podría ser peligroso, pero en ocaciones ella se despertaba sola a esperar que Blaise regresara de buscar comida, o ella lo dejaba dormir mientras se acercaba un poco al pueblo a ver que podía conseguir.

Había que ser demasiado cuidadoso para acercarse al pueblo, no habían apariciones, no magia, ni ayuda, eran ellos dos corriendo por sus vidas a pie y con el estomago vacío.

Querían irse de Francia cuanto antes, los aurores sabían que estaban ahí y los carteles de sus rostros en algunos periódicos complicaban las cosas. Poco a poco la gente los reconocía más.

Solo esperaban a que el Ministerio se cansara un poco para ponerse en marcha y cruzar la frontera del país para irse al lugar más remoto del mundo.

Quién iba a pensar que Hermione Granger terminaría siendo un criminal de alto riesgo viviendo su vida con el Slytherin Blaise Zabini.

A esas horas de la madrugada las calles de Francia estaban casi vacías, lo cual no era tan bueno. Una joven sola a esas horas podría llamar más la atención que una multitud.

Había un lugar en el mercado que servía como depósito, si lograba escabullirse dentro podría conseguir frutas, algo de ropa, un cuchillo nuevo, quizás dinero para obsequiarle al viejo que les había ayudado.

Si todo salía bien, Blaise sonreiria, al menos una vez. Ninguno de los dos solía hacerlo muy seguido.

Caminó hasta llegar al deposito, algunas personas madrugadoras empezaban a andar por las calles, todos tan apurados que no se daban cuenta de ella ni de su aspecto.

Control |DRACO MALFOY|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora