Capítulo 28: diary

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- ¿Tu manera de demostrar que no eres un imbécil es irrumpiendo en propiedad privada?

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- ¿Tu manera de demostrar que no eres un imbécil es irrumpiendo en propiedad privada?

- Emmm, si- respondió el pelirrojo encogiéndose de hombros

Hawk se agachó y comenzó a mover las piedras del sendero en busca de algo, posiblemente las llaves de la puerta de la gran biblioteca que tenían enfrente, porque ese era el lugar al que había llevado a Hannah.

El chico caminó alrededor de media hora, empujando la silla de ruedas, hasta llegar. Probablemente todo hubiese sido más rápido y fácil en su motocicleta, pero por motivos obvios Hannah no podía subirse a ella, así que la única opción fue ir a pie soportando soportando las constantes preguntas de la pelinegra y sus quejas.

- Hawk, por si no lo notaste estoy en silla de ruedas, eso significa que no voy a poder correr cuando el guardia de seguridad nos atrape- ella sonaba algo nerviosa mientras miraba para todos lados tratando de ver que no viniera nadie

Claramente entrar a la biblioteca de madrugada cuando estaba cerrada no era algo que la tranquilizará. Para colmo, su compañero seguía buscando en vano algo entre las piedras sin siquiera detenerse a decirle qué. Hannah estaba preocupada porque su teléfono no tenía batería, por lo cual no podía decirle a sus amigos dónde estaba y de seguro estarían preocupados.

- ¡Las tengo!- cantó victorioso mientras le mostraba a Hannah un manojo de llaves

Probablemente ella moría de ternura ante aquella sonrisa infantil si no estuviese tan preocupada.

- No grites o van a atraparnos- lo calló nerviosa, él rió tranquilamente

- No lo creo, el guardia probablemente esté ebrio en algún bar

El chico conocía perfectamente cada movimiento de la biblioteca, no se lo confesaría a Hannab pero no era la primera vez que entraba allí sin permiso. La biblioteca de Reseda era su lugar seguro. En la madrugada de esos días donde ni él mismo se reconocía, cuando nadie podía verlo, le gustaba ir a leer sus viejos cómics, escuchar música y estar en paz consigo mismo. Era el único espacio donde Eli y Hawk estaban en armonía dentro suyo, donde no tenía que fingir se alguien más, donde no tendría que rendirle cuentas a nadie.

- ¿Qué hacemos aquí? ¿Vamos a leer un libro de autoayuda o algo así?- bromeó Hannah cuando ambos se adentraron en el lugar cerrando la puerta con llave detrás suyo

Hawk comenzó a empujar la silla de ruedas a través del lugar, Hannah se asombró con la cantidad de libros que había. Si bien había pasado allí la mayor parte de su infancia antes de irse a New York, la última vez que la estuvo allí la biblioteca no tenía ni la mitad de todos los estantes llenos que tenía ahora, ni tampoco ese agradable tono celeste pastel en las paredes, ni mucho menos el delicioso aroma a vainilla.

- Dios esto es bellismo- murmuró, pero Hawk la escuchó, lo cual provocó que internamente se sintiera aliviado

- Te dije que iba a gustarte

Cicatrices- HawkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora