◈ BELLATOR |MARVEL [2]

21. just a boy

LA GUERRA la llamaba.

La sangre, los gritos de ayuda, de coraje, las almas de los caídos, los sollozos por los muertos. Todo esto la atraía como un imán.  Era como el canto de una sirena que la atraía, no importa en que reino, ella siempre se encontraba allí.

Veía asombrada la estructuras a su alrededor, las mujeres en Midgard se veían muy distintas de como se vestían antes. Como Freyja recordaba se vestían como guerreras al igual que ella, las vikingas con trenzas y maquillaje negro de guerra al igual que los hombres y Lords. Pero ahora las mujeres traían largos vestidos hasta los tobillos y cabello estilizado hasta los hombros, sin maquillaje de guerra. Y los hombres tenían el cabello muy corto y traían atuendos muy graciosos para el gusto de Freyja. Ella resaltaba de entre la multitud, mientras caminaba en la calle con sus ropas de guerra, su largo cabello con varias trenzas, su maquillaje de guerra y su larga capa de plumas de halcón que se arrastraba por la acera.

No había llegado al campo de guerra, debía estar en la aldea de los humanos, mientras caminaba atrayendo la mirada de todos, sobre todo habían muchas mujeres, no tantos hombres, notó que en varios letreros estaba escrito Brooklyn. Este debía ser el nombre de la aldea.

—Disculpe ¿va a una fiesta de disfraces?—una joven mujer le toco el hombro, cuando se dio la vuelta par verla, la mortal se sintió amenazada ante el fiero y hermoso aspecto de la diosa frente a ella—. ¿Us..usted esta perdida?

—¿Donde puedo buscar tu...raro atuendo, Midgardiana?—Freyja preguntó viendo con curiosidad el vestido largo y el abrigo de la mujer.

—Ah, ah....bueno, mi vestido lo compre en la modista del frente.—la chica apunto a un local que estaba cruzando la calle.

—Muchas gracias—Freyja le sonrió con amabilidad y le tomo la mano, viendo que la mujer traía una revista que mostraba cunas—. ¿Quieres una familia?

—Bue...bueno yo y mi esposo, estamos tratando tener un hijo hace mucho tiempo— los ojos de la chica se llenaron de tristeza, una tristeza que Freyja había visto varias veces pero la joven diosa sonrió y le apretó un poco la mano, dibujándole con el dedo su símbolo en la palma de la mano, bendiciéndola.

—Ya no tienes que preocuparte, te he bendecido en fertilidad—le sonrió a la joven chica que la vio confundida—. Tendrás un heredero y buena cosecha por tu amabilidad.

—Ah...¿gracias?

Freyja le soltó la mano y fue caminando hacia donde le dijo la extraña. Estaba muy impresionada por como las estructuras de edificios y de pueblo habían cambiado, las viviendas ya no eran de piedra y paja. Todo era gris y ya no se veía la tierra marrón, también habían raras cosas de transporte en la que la gente iba, parecían naves pero mucho mas primitivas. Vio que la vitrina habían modelos de diferentes vestidos pero todos parecidos como el de la amable chica que haba conocido. Entró por la puerta haciendo sonar una campanilla, el local era bastante grande y habían sillones y muchos vestidos. La dueña del local, una mujer de tal vez 40 años vio completamente horrorizada a Freyja, mas bien las ropas que usaba. Si tenía que hacerse pasar por una midgardiana, tendría que vestir como una.