◈ BELLATOR |MARVEL [2]

12. outlander

Ahora publique un fic de Tony!
Se llama Gods and Monsters
Weno ya, publique toda una saga de MARVEL

—¿STAR LORD?—preguntó Freya, luego negó con la cabeza, una sonrisa burlona en sus labios—. Ese no es tu nombre.

—Lo es...—el hombre levantó la mirada del suelo y vio a Freya por primera vez, inmediatamente quedo boquiabierto, viendo a Freya de pies a cabeza, el desconocido parecía haberse quedado sin aliento, la veia maravillado, por lo que ella supo que no era alguien poderoso, solo un simple mortal, Freya se acerco hacia él y con un gesto de su mano hizo que sus guardias lo pararan.

—¿Cuál es tu verdadero nombre?—preguntó con su voz especial como le decía Bjorn, uno de sus poderes era su voz; la usaba cuando no conseguía algo por las buenas, la voz que ningún mortal o incluso inmortal se resistía.

—Peter...Peter Quill.— él respondió, Freya tenia que admitir que era guapo, bastante guapo, rubio, una mirada de busca problemas y bastante fornido.

—Llevense a Amma a su hogar, que llegue sana y salva—Freya caminó hasta su trono y se sentó poniendo sus manos en él. Sus guardias trajeron a Peter Quill a sus pies, golpeándolo violentamente contra el suelo.

—¿Qué quieres de mi pueblo Peter Quill?—se acercó Freya.

—Nada, yo...solo estaba de paso—respondió él, embobado.

Freya rompió su hechizo vocal y le hablo a sus guardias.

—Llévenlo al calabazo, encierrenlo, y confisquen sus cosas. Quiero a dos guardias al lado de su celda.

—¡Si, mi señora!—exclamaron los dos, el hombre se resisitia mientras lo llevaban a sus calabozos, gritando maldiciones e improperios.

—Podría ser de ayuda—comentó Hannok apareciendo a su lado.

— ¿Un forastero? ¿De que me servirá un forastero?—gruñó Freya—. Una bruja y ahora un forastero.

—Ofrescale un trato—le aconsejo Hannok.

Freya que se estaba masajeando las sienes lo vio, frunciendo el ceño.

—Esto no es una negociación.—ella negó con la cabeza.

—Él puede ser un buen guerrero—dijo Hannok.

🗡

—Peter Quill de Midgard—dijo Freya enfrente de la celda, el hombre estaba sentado en el suelo.

—¿Y tú, mi señoria? Sabes mi nombre pero no se el tuyo—dijo, lo ultimo un poco coqueto.

—Por favor, mi reina, déjeme arrancarle la lengua— pidió uno de los guardias en el antiguo nórdico, para que el prisionero no entendiera, Freya sonrió y vio hacia abajo antes de alzar la mirada.