trece

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Después de una pésima noche, Lena se encontraba en la clase de Biología, junto a Scott el cual no había dicho ni una sola palabra sobre lo que había sucedido la noche anterior

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Después de una pésima noche, Lena se encontraba en la clase de Biología, junto a Scott el cual no había dicho ni una sola palabra sobre lo que había sucedido la noche anterior. Lena no se encontraba mentalmente estable para estar prestando atención a la clase, pretendía tomando notas pero solo eran garabatos. La cazadora posó su mirada en la ventana que se encontraba a su izquierda, algo le llamó atención, era un jeep azul el cual estaba por ser remolcado.

" Lena, no fue tu culpa"

" Así que al matar a tu hermano, tus poderes aparecieron "

" Por lo menos te hice reir"

Scott le dió un codazo, haciendo que vuelva a la realidad. La cazadora giró a verlo sorprendida por el golpe, el hombre lobo no dijo nada solo le señaló con la cabeza a la profesora —¿ Le sucede algo
señorita Douleur? — la profesora se había posicionado frente a ella, obstruyendo la vista de la ventana.

— Sinceramente, sí — contestó, mientras trataba de ver si el jeep seguía allí— Discúlpeme, pero tengo que irme—dicho eso, tomó sus cosas y salió corriendo del aula.

Corrió hasta la entrada de la escuela, de lejos pudo notar que el señor de la grúa seguía allí así que corrió hasta él.

—No puede llevarse el jeep— ordenó Lena, el hombre la observó con gracia.

—Según los papeles sí—explicó—Figura como abandonado.

Lena tomó su mochila y la colocó encima del auto—Ahora ya no lo está, puede retirarse con la conciencia tranquila.

—¿ Éste es tu vehículo?— preguntó el hombre mientras levantaba una ceja.

—¿ Importa?— replicó ella.

—Parece que no.

—Es mío —dijo Scott, llegando de sorpresa—Es mi jeep—Lena sonrió y giró a ver al hombre que tenía en frente, triunfante.
—Lo correré cuando agarre las llaves, de mi casillero. Cuando se vaya— dijo, tratando de sonar convincente. Lena borró la sonrisa de su rostro al notar que el señor de la grúa le causaba gracia la situación.

—Lo siento, pero una vez que está enganchado...

—Ni se le ocurra decir "estás enganchado", por favor.

— Ahora ya no puedo decirlo.

—Mire, debe haber algo que podamos hacer —dijo Scott— ¿ Firmar algo? ¿ Llamar a alguien?

—¿ Pagarle a alguien?— soltó Lena, desafiando al hombre con la mirada.

—La tarifa es de $150 en efectivo.

—¿$150? Esta cosa ni siquiera vale eso— chilló Scott.

Lena tomó su mochila y sacó su billetera.
—¿ Scott, cuánto tienes?

Empty Eyes (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora