Empty Eyes (2)

quince

Canaán

Al día siguiente, Lena y Scott decidieron ir a la comisaría, a hablar con Stilinski sobre lo que habían descubierto la noche anterior—De acuerdo— dijo Stilinski después de escuchar a Scott y a Lena—escucharon una voz en la radio y ahora están convencidos que es la voz de...

—Stiles—dijeron al unísono.

—Su hijo—prosiguió ella, a lo que Stilinski la miró raro.

—Tal vez solo sea un cruce de señal aleatoria

—¿ en serio?— soltó Lena insólita— ¿ no cree que nos daríamos cuenta?—Scott llevó su mano a su bolsillo y de el saco las llaves del jeep, para luego colocarlas en el escritorio del comisario.

—Peter nos dió las llaves del jeep y lo encendimos- explicó el lobo.— el jeep de Claudia.

—¿ Ahora se supone que confie en peter hale?— preguntó furioso.

—Quiero que confíes en mi— replicó Scott— escuché a Stiles en la radio, estoy seguro.
Si lo hubieras oído...

—No lo hice — dijo él.

—Si, pero...

—¡ Suficiente! —exclamó harto de escuchar a Scott— es suficiente, ¡váyanse!
Scott lo observó por última vez y se largó de allí, Lena en cambio quedó observando a Stilinski con toda seriedad.
—Lena, tú también.

—Usted sabe que tenemos razón—soltó ella de repente —Pero tiene tanto miedo de que sea verdad, tiene miedo de estar viviendo en una gran mentira y por eso no nos cree.

—No me hagas llamar a tu abuelo.

Lena soltó una risa —¿ Mi abuelo? —negó con la cabeza divertida—Hasta mi abuelo recuerda a Stiles... usé esa gran mente que tiene, comisario, no deje que su mujer lo ciegue.

—¡ Largo!— gritó, Lena tomó las llaves del Jeep y salió de allí.

                                       *

—Abuelo, estaré bien, en serio ¿ cuándo no lo he estado? —dijo ella mientras sostenía su pequeña arma entre sus manos y su celular estaba sostenido por su cabeza y hombro.

—¿ Es necesario que estés cargando un arma en mi auto?— preguntó Malia, mientras manejaba.

—Shh—le contestó Lena.

—Lena, me tendrías que haber avisado con más tiempo, te hubiera ayudado—Lena podía darse cuenta de la preocupación de su abuelo con tan solo escucharlo—no puedes irte a otro pueblo como si nada, tienes que tener un plan por si algo sale mal.

—Nada va a salir mal, no estoy sola, tengo a Scott— Lena giró su cabeza y se encontró a Scott, el cual estaba durmiendo junto a ella — y a las chicas.

—No puedo quedarme aquí con los brazos cruzados, te llega a pasar algo...

—Nada va a pasarme, te lo juro—lo convenció—además no estarás de brazos cruzados, necesito que mantengas un ojo sobre Argent, sigue en el hospital y no quiero que nada le pase.

— Esta bien, iré a verlo pero me llamas cada media hora, ¿está bien?

—Está bien, adiós.

—Llegamos— dijo Lydia, al segundo que la cazadora había terminado de hablar por teléfono. Después de un largo viaje, los adolecentes se encontraban en Canaan, un pueblo del que nadie había odio hablar jamás y que la única información sobre él era su ubicación.