[SE RECOMIENDA LEER "GOLDEN EYES" ANTES DE LEER ESTA HISTORIA]
Tres meses pasaron desde que la manada de Scott habia vencido a la bestia, tres meses de tranquilidad donde los problemas ya no existian.
Todo en Beacon Hills iba perfecto, tan perfecto...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Después de correr por su vida, la cazadora volvió al lugar en donde había encontrado al profesor Douglas y a Theo, para esta vez encontrarse con toda la manada, desconcertados al encontrar al jinete fantasma muerto. Al entrar se encontró a Hayden sosteniendo a Theo y a los demás junto al jinete.
—¡Mientes!— acusó Hayden cuando Theo explicó lo que había pasado.
—Scott tenía razón — dijo Liam — Me equivoqué, te mandaré de regreso.
—Nadie hará nada, él está diciendo la verdad— admitió Lena al entrar, llamando la atención de todos — El profesor Douglas no es quien dice ser, apuesto que ni siquiera tiene un profesorado— Lena se acercó a Hayden e hizo que esta suelte al Theo. Hayden la miró extrañada, como si la hubiera traicionado.
—¿ Ahora estás de su lado? — replicó furiosa.
—No me digas que no crees que el señor Douglas es malo solo por su apariencia — dijo ella, recordando cuando el profesor y otras chicas, incluida hayden, charlaban en el pasillo de la escuela — Esa cara linda le comió parte del cerebro a uno de los jinetes, así que Theo no está mintiendo, por primera vez en su vida.
—Lena tiene razón, pero no fue su cerebro — interrumpió Scott. Lena se acercó y observó al jinete que yacía en el piso, con su cabeza abierta— El señor Douglas comió su glándula pineal.
—No pudo haber sido Theo — confirmó esta vez Mason — Hay asesinatos como estos hace semana.
—Mis padres junto a Argent estaban averiguando sobre los asesinatos pero nunca llegaron a dar con el causante — dijo Lena — Él sabe exactamente lo que está haciendo.
—Chicos...su látigo desapareció.
—Lo tiene el señor Douglas — confesó ella —Y mason, se llevó a Corey— Lena observó finamente a Mason, pudo notar como su expresión cambiaba de repente, sabía muy bien lo que el chico estaba sintiendo en estos momentos y le dolía ser la que se lo dijera, también le dolía no poder hacer hecho algo para salvarlo.
*
Lena entró corriendo a su casa, llevaba prisa, las calles de Beacon Hills estaban vacías al parecer la cacería salvaje se estaba llevando a toda persona que vivía allí y Lena solo le preocupaba una sola.
—¡ Abuelo! — gritó —¡ Abuelo! — su abuelo no aparecía — Mierda, se lo llevó —susurró con un nudo en la garganta.
—Lena, querida, ¿ por qué gritas tanto?— dijo él, mientras bajaba las escaleras. Lena lo observó para luego llegar hasta él y abrazarlo. Su abuelo estaba sorprendido pero no tardó en devolverle el abrazo. —¿ Qué sucede, petit guerrier? — la llamó por su apodo, que no escuchaba desde que tenía 8 años.
Pequeña guerrera.
—Tienes que irte, donde sea pero no puedes quedarte aquí — su abuelo la observó confundido — Hay un profesor, que resultó ser un alfa con mucho conocimiento de la caceria salvaje —explicó mientras bajaban de las escaleras y dirigirse hacia la sala de estar — No sé como hizo pero ahora puede hacer desaparecer a la gente al igual que los jinetes.