doce

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¿Por qué sólo yo?

Una vez estacionado el auto, Lena y Scott corrieron hacia el hospital, llegando así a la planta de arriba donde se encontraba Melissa, la madre del lobo, Malia  y Argent. Lena, al ver a este último yaciendo sobre una camilla, corrió hacia él, no pudo evitar sentirse mal al verlo todo lastimado.
El señor Argent era como un segundo padre para ella, la había ayudado muchas veces cuando era niña, había cuidado de ella cuando sus padres se iban a cazar y sobre todo eso, era lo único que le ayudaba a no olvidar a Allison.

—¿ Qué le sucedió? — preguntó Scott a su madre a penas la vió.

—Tiene un trauma en el hueso temporal, tres costillas rotas y muchas laceraciones superficiales que parecen...¿ latigazos? — explicó Melissa.

—¿ Se pondrá bien? — preguntó la cazadora, sin dejar de observarlo.

—Necesita descansar — fue lo único que Melissa le pudo decir.

Lena observó como lo llevaba dentro de la habitación y lo conectaba a todas las máquinas del hospital. Luego de eso, Lydia se les unió, la pelirroja había estado buscando por alguna reliquia que Stiles hubiera dejado, después de verla en el instituto la cazadora no había escuchado nada más de ella.

—¿ Qué pasó?— preguntó Lydia a verlos.

— Los jinetes fantasmas se llevaron a todos, no pudimos ni frenarlos.

—Dinos que descubriste algo — dijo el Alfa.

—Descubrí que Claudia nunca tuvo hijos — dijo mientras miraba fijamente a Lena — Stiles no puede ser su hijo.

—¿ Qué hay de la reliquia? — preguntó Lena, ansiosa. Lydia no supo que decir, no había encontrado nada pero no quería decírselo a Lena, no quería decepcionarla.

— Nunca hubo un Stiles, ¿ verdad? — soltó Malia.

—Ni siquiera suena como un nombre — prosiguió Scott.

—Hay que seguir buscando — habló Lena, después de un tiempo — revisar registros escolares o incluso nuestro buzón de mensajes...

—No podemos ganar esta batalla — admitió Malia.

—Intentamos recuperar a Stiles — insistió Lena.

— Los jinetes fantasmas volvieron, no tenemos como frenarlos y sean lo que sean son reales — explicó Malia mirando fijamente a la cazadora — No persigamos a alguien que no lo es.

—Stiles es real — habló Lena, también mirandola a los ojos — Yo lo recuerdo, Lydia también lo hace ¿ Por qué nadie me cree?

—Lena, no dejó nada atrás — trato de hacerla entrar en razón, pero era imposible.

—¡ Nos dejó a nosotros, me dejó a mi! — exclamó con lágrimas en sus ojos. Sus amigos estaban sorprendidos de verla así, la cazadora estaba hecha un mar de lágrimas — Yo lo recuerdo, recuerdo una voz y sé que es él — La cazadora dió unos pasos para atrás y pasó su mirada por cada uno —No me den esa mirada, ni se les ocurra pensar que estoy loca— les advirtió— ¿ Por qué es tan difícil creer en lo que digo?

¿Por qué solo yo lo recuerdo?


*



Lena llegó a su casa, después del exhaustivo día que había tenido y la gran escena que había hecho en el hospital, no quería más que echarse en su cama y no despertar jamás. Al entrar, observó que la casa estaba vacía, o casi vacía ya que al entrar la sala de estar observó a su abuelo sentado frente a la chimenea, mientras sostenía lo que parecía un cuadro de fotos.

Empty Eyes (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora