—¿Por qué no les contaste? —cuestionó Nicole, mirando fijamente al frente.
—Necesito que estén asustados —se excusó Rick, imitándola.
—Lo están, créeme —contestó ella, con fastidio.
El hecho de que quiera entregar a Michonne al Gobernador, fastidiaba.
—Bien, porque es él único modo para que acepten esto.
—Michonne me salvó la vida. A mi, a Glenn, a Maggie. Si no ella hubiera venido aquí, probablemente estaría muerta.
—Lo sé, y estoy agradecido con ella por eso. Pero, ¿crees que debamos sacrificar todo por ella?
—¿Por qué me estás diciendo esto?
—Porque necesito que me convenzas de no hacerlo.
Minutos después, se veían en la misma situación, junto a Hershel y Daryl.
—Es el único modo —repitió Rick—. Nadie más lo sabe. Debe ser hoy, sin alborotos.
—¿Tienes un plan? —preguntó Daryl, no muy de acuerdo.
—La llamaremos para hablar, lejos de los demás y...
—Nosotros no somos así —murmuró ella, cruzándose de brazos.
—No, no somos así —continuó Hershel.
—Lo sé. Pero si hacemos esto, evitamos una guerra. Nadie más muere.
Hershel y Harrison lo miraron con desaprobación, Daryl asintió apenas.
—Sabes que pienso yo, Rikkie —le palmeó el
hombro—. Iré a dentro.Entró al bloque C.
—Hey, Jude —sonrió, agitando sus manos.
—No hay manera —susurró Merle, apoyado en la baranda.
—¿De qué? —preguntó ella, con la pequeña en sus brazos.
—Nada. ¿Tenemos whisky? Demonios, hasta tomaría vodka.
—Púdrete, Merle. Sí, Judith, es un idiota... —murmuró, provocándole una risa.
—¡Oye!
Negó con la cabeza, divertida, dándole la mamadera a Judith.
—¿Estás con nosotros? —se animó a preguntar.
—Claro —respondió Merle.
—No me refiero al mismo espacio. ¿Estás con nosotros?
—Estoy aquí por mi hermano.
—Él está con nosotros. No es momento de beber, Manquito, es hora de elegir un bando.
—Puedes tener razón...
—La tengo, lo sabes. Y déjame decirte algo más.
—¿Algo poético?
—Quizás... te encontraste. ¿Has pensado en eso? Aquí, con tu hermano. Quizás con nosotros mismos. No tengo idea, Manquito. Pero sí creo que, te encontraste.
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𝐀𝐑𝐐𝐔𝐄𝐑𝐎𝐒 | 𝐃𝐀𝐑𝐘𝐋 𝐃𝐈𝐗𝐎𝐍
RomanceEn el fin del mundo, el más fuerte sobrevive. Los débiles pierden. Pero... ¿es de débiles permitirse sentir? Sus flechas se encontraron. Él era un solitario, ella una guardiana. Eran dos almas fragmentadas que entrelazaban sus pedazos partidos, sin...