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SERKAN

La verdad es que no estaba nada a gusto con la idea inesperada de Selin de comer con Eda y su prometido en mi yate. No sentía que fuera correcto pero todos aceptaron así que no pude decir nada. Por lo que le mande un mensaje al encargado y le dije que preparara comida para cuatro.

Salí de la empresa un poco más temprano para ir a prepararme y luego parti hacia el yate.

—Señor Serkan buenas noches, que bueno verlo otra vez— me saludo el encargado con una cálida sonrisa.

—Buenas noches, gracias veo que todavía no ha terminado— le digo notando que aun falta poner la mesa.

—Oh no lo deje así por la Señora Eda, como a ella le gusta disponer la mesa— me dijo con normalidad, osea que era cierto lo que dijo esta mañana, si habíamos venido antes.

—La señora Eda va a llegar tarde, podría hacerlo usted por favor— le pedí y el accedió de inmediato. Ni siquiera lo saque de su error, ni siquiera le aclare que Eda ya no estaba conmigo.

Imaginarme aquí con Eda no se que me hacia sentir, ni pensar. Así que preferi distraerme y empece a llamar a Selin pero nunca contesto.

Al poco tiempo llego Eda, sola, y hermosa con un conjunto en negro y un tapado rosa. Me pidió ayuda para subir y cuando toque su mano un escalofrío sacudió todo mi cuerpo, esa conexión que ella y yo teníamos era algo que cada día se hacia más fuerte según yo.

Ni Deniz ni Selin aparecían, y me sentía bastante incomodo después de haberle dicho a Eda de una forma bastante directa que me daba igual porque no la extrañaría sino la recordaba. Fue muy cruel y no es que hubiera querido decir aquello sino que fue algo que me salio no se de donde.

Para tratar de olvidar aquello fui a buscarle una copa de vino pero cuando volvía choque contra ella, tirando el vino en parte de su top llegando al escote, viendo como el vino recorría el camino entre sus pechos haciéndome tragar duro.
Cuando me di cuenta mis manos ya habían ido hacia allí tratando de secar el vino con un trapo hasta que sentí su mano, cálida contra la mía haciendo que mi vista se conecte con la suya y no pude evitar avergonzarme, por todo, por mi estupidez, por mi forma de tocar su cuerpo como si fuera cosa de todos los días y por los pensamientos que cruzaron por mi mente ante la situación.

Cuando volví Eda ya estaba con el tapado puesto otra vez mirando las estrellas. Y la situación, el ambiente que se creo entorno a nosotros en ese momento fue tan pacifico, Eda era una mujer inteligente, hermosa y aunque Selin me dijo que me había manipulado, yo note y sentí el dolor en ella cuando me contaba de la última vez que nos habíamos visto. Sus ojos lagrimosos y el hecho de que cada día me demostraba lo mucho que me conocía, lo mucho que yo compartí con ella.
No pude evitar no tocarla cuando se puso tan triste ante nuestro último recuerdo del que yo no tenia ni idea.
Pero ella al poco tiempo decidió irse y en cambio yo no podía despegarme, había sucedido algo en ese momento, en esos pocos minutos que hablamos con algo de verdad entre nosotros que me hacia no querer soltarla. Y cuando la ayude a bajar del yate y ella quedo pegada a mi pecho no pude evitar llevar mis ojos a esos labios, sus labios eran tan perfectos y yo de verdad deseaba volver a tocarlos, pero ella ni siquiera me dejó que la acompañara. Y cuando la vi marcharse vi también a Selin llegar, con una excusa de que no pudo llegar antes porque tenia unas cosas que resolver así que cuando me pregunto si nos íbamos juntos a casa le dije que se adelantara. No quería estar con ella esa era la verdad, quería haber pasado más tiempo con Eda.

Así que me quede ahí en el yate mirando a Sirius, pensando en Eda Yildiz.

Al otro día llegue temprano a la oficina para encargarme de algunos asuntos, y Engin me recordó que tenia su fiesta de celebración por el embarazo de Piril, así que compre un regalo para ellos y al mediodía fui hasta allí. 
Por supuesto estaban todos los empleados de la oficina, y Eda claro.

—¡Pero si ahí esta mi pareja favorita!— veo a Ali un viejo amigo, se acerca a saludar.

—Ali ¿No estabas en Brasil?— le pregunto yo saludandolo con un abrazo, hace ya tiempo que no lo veía.

—Lo estaba, pero díganme cuando piensan hacer la boda. Me imagino que no querras perder a tu hada— dijo el mirando hacia Eda que estaba a mi costado.

—Ali...— le dijo ella negando despacio con la cabeza pero mi amigo solo sonreía. ¿Ya los había presentado?

—En realidad yo... voy a casarme con Selin ahora— le dije rascandome la nuca, esto no podía ser más incomodo todos nuestros conocidos estaban aquí.

—Ah, no lo sabia. Felicidades— dijo Ali con pocas ganas y luego estiro su mano hasta la de Eda para darle un ligero apretón al que ella contestó con una pequeña sonrisa. Y el se fue sin despedirse de mi.

La sensación fue horrible, por la cara de Eda y la de mis amigos más cercanos todos me miraban como si estuviera cometiendo un gravisimo error.

Estaba todavía todo tenso cuando llego Deniz con un regalo para Eda, el cual se vio obligada a abrir enfrente de nosotros.
Mi ceño se frunció cuando vi unas invitaciones de boda adentro, había hecho invitaciones y hasta fecha había puesto, pero no pude disimular el alivio y la sonrisa que me salio en cuanto escuche como Eda se negaba. Por un segundo quise burlarme hasta que ella se giro a mirarlo y le dijo que no aguantaría tanto, que mejor era que lo hagan dentro de un mes.
Mi humor se fue al diablo con eso, mientras veía como ella lo abrazaba. Y yo no era el único, todos nuestros amigos al parecer opinaban lo mismo, pero ella sonreía feliz con la idea y Deniz con su estúpida cara de suficiencia solo hacia que quiera golpearlo mientras que Selin a mi lado sonreía como si hablaran de nuestra propia boda.

Después de ese horrible momento, estuve un tiempo más en la celebración hasta que no aguante y le dije a Selin que la llevaría a su casa. No quería ver a nadie, no quería estar con nadie, necesitaba estar solo así que fui al único lugar seguro que conocía, la oficina llevando siempre en mi mano la invitación de Eda que parecía estar pegada a mi.
Yo mismo estaba confundido con todo lo que estaba sintiendo, como era posible que me moleste tanto, como era posible que Eda me afectara tanto, como hacer para sacarme la rabia que me daba verla con otro cuando yo mismo me negué a estar con ella. Como hacia para explicarme a mi mismo que no tenia que dolerme el hecho de que no fuera a mi a quien le sonríe, al que abraza, al que seguramente besa.
Mi cabeza dolía, pero mi pecho también, Eda tenia razón mi cabeza no la recordaba pero todo el resto de mi cuerpo si.






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