EDSER

16

SERKAN

Eda Yildiz era mi pensamiento recurrente, vivía en mi cabeza desde que la vi apoyar la suya sobre mi hombro para dormir y me vi abrazándola para que no estuviera tan incomoda, su cercanía me era cada vez más necesaria, ella, su voz, su olor y su risa toda ella era algo que cada vez quería que se acercara más a mi.
No me importo haberme peleado con Selin que me hizo un escándalo cuando me vio llegar con Eda, ni siquiera me moleste en seguirla cuando se fue.
En cambio me vi tirándome en la nieve con una Eda que no paraba de reír y de tirarme nieve en la cara, era hipnotizante la imagen, ella arriba mio, tan cómoda, tan desinhibida, tan risueña que hasta era contagioso. Me olvide de todos los demás en ese momento.

Pero todo se arruino en cuanto el imbecil de Deniz se tomo el atrevimiento de agradecerme por haber perdido la memoria en aquel accidente porque gracias a eso el estaba hoy con Eda. Ese idiota me agradecía por haber chocado y haber salido de la vida de Eda, pero lo que más furia me dio fue en pensar en que el imbecil fui yo al dejar que semejante mujer, MI mujer ahora estuviera con ese estupido. 

También me informo de que era el cumpleaños de Selin así que tuve que hacerle una fiesta porque bueno... era lo que se esperaba. Pero cuando vi a Eda salir del salón en cuanto nos vio entrar abrazados supe que me había equivocado, a ambos nos dolia la situación.
Cuando Melek entro por la puerta avisando de que Eda se había perdido la desesperación me invadió y salí sin mirar a atrás solo para buscarla. Cuando la encontré estaba lastimada y no dude en cargarla, por suerte llegamos a una cabaña pero estábamos totalmente solos después de que a ambos se nos quedarán sin batería los teléfonos.

Se me oprimio el pecho al pensar que Eda se había perdido por andar buscando el collar que yo le di con el que fue su anillo de compromiso.
Pero dejando el tema de lado me acerque hasta el sillón sentándome a su lado ya que se seguía quejando del dolor por lo que me ofreci a hacerle un masaje. Y se me cruzo por la cabeza la tonta idea de decirle a Eda que tal vez deberíamos revisar si tenia algún hematoma por lo que ella tendría que quitarse la calza que traía, aunque me arrepentí en el instante en el que ella se negó. No era bueno para mi salud mental ver esas piernas así a tal disposición para mi, mi mente me jugaba sucio solo de pensarlo. Así que tome solo así su pierna y empecé a masajearle la rodilla pero mi mano tenia vida propia y empezo a moverse por su muslo subiendo lentamente.

—Serkan... esa no es mi rodilla— me dijo ella en un tono despacio mientras ponía su mano sobre la mía guiándome otra vez hasta la zona lastimada.

Siempre que estaba con Eda había una tensión entre nosotros, era algo palpable y más aun ahora. Solos en una cabaña, sin comunicación, nadie vendría y nosotros no nos iríamos. Miles de escenarios se me cruzaron por la mente haciéndome sacudir la cabeza para ver si así se iban.
Intente cambiar de tema por lo que me ofreci a ponerle el collar a Eda haciendo que ella me de la espalda y me deje a disposición su cuello, tocar su cabello otra vez me hizo acordar a la última vez que ella y yo estuvimos así de cerca.

Después de eso la cabeza empezó a dolerme, esa frase no se me iba de la cabeza. Y aunque al principio estaba seguro de que la había dicho yo, ahora tenia mis dudas, no escuchaba mi voz.

—Nadie puede tocarte, expecto yo— lo había dicho en voz alta sin querer.

—Nadie puede tocarte, expecto yo— me lo susurro ella con una pequeña sonrisa que hizo que me girara rápido hacia ella. ¡Esa era su voz! Ella me lo había dicho. —¿Que?— me pregunto sin borrar su hermosa sonrisa.

—¿Tu me dijiste eso no es así?— le pregunte impaciente.

—Si acabo de decirlo— me dijo ella haciéndose la que no entendía.

—Eda... sabes a lo que me refiero ¿Me lo has dicho antes?? Por favor contesta—

Ella solo me miro un momento mordiéndose el labio, cosa que me distraía de sobremanera. Pero solo me dio un pequeño asentimiento.

—... Aunque tu fuiste el que lo dijo primero— me dijo como si nada, pero a mi solo se me venia la escena de ella contra el librero de mi habitación haciéndome tragar grueso.

Ella solo sonreía y yo no podía dejar de verla, y si lo pensaba bien si me imaginaba siendo un posesivo con ella pero no en el mal sentido. Sino que si me veía siendo demasiado protector con ella.

Estuvimos bastante tiempo callados cada uno metido en sus pensamientos, hasta que decidí levantarme para ver el fuego de la chimenea mientras le decía que durmiera ya que era obvio que pasaríamos la noche ahí.

A los pocos minutos ella se quedo dormida, pero estaba mal acomodada en el sillón y la noche cada vez era más fría así que volví a sentarme a su lado y la tape con la manta que había ahí mismo a un lado. Mientras lo hacia ella dejo caer su cabeza en mi pecho y enseguida se acomodo abrazándome y metiendo su nariz en mi cuello mientras la escuchaba lanzar un suspiro. No pude evitar abrazarla y traerla más contra mi, pensar que así debíamos dormir casi todas las noches... juntos.

Unos gritos nos despertaron, yo fui el primero en encontrarme de frente con Selin que gritaba y Deniz a su lado. Eda se despertó unos segundos después con su tierna cara de dormida y un poco confundida.
Intente calmar a Selin que gritaba que era su cumpleaños y que yo no dormia así con cualquiera, que solamente lo hice porque era Eda... y tenia razón pero no podía decirlo o al menos no ahora. No me hizo caso y lo último que se es que se fue seguida de Deniz dejándonos otra vez solos a Eda y a mi.

Sin quererlo esto nos trajo otra vez a la realidad, ella no estaba conmigo y yo no estaba con ella. Cada vez que lo recordaba más me enojaba pensar en eso.
Ella ya no dormia conmigo, yo ya no dormia con ella. Lo que sea que nos hayamos dicho en el pasado yo lo había tirado a la basura al proponerle matrimonio a Selin, sin saber cual fue nuestras historia el año anterior. Yo lo había arruinado y ya ahora no podía hacer nada porque no sabia lo que quería.