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EDA

No podía creer que Deniz me haya orillado a responder adelante de todos mis conocidos sobre las invitaciones de una boda que era FALSA. Entre eso y el hecho de habernos encontrado con Ali que era un viejo amigo de Serkan, la verdad es que estaba entre enojada y dolida.
Quise reclamarle a Deniz al otro día así que fui hasta su café para eso, pero el termino diciéndome que todo era para que Serkan se enojara más cosa que según él si había sucedido por la cara que había puesto.
Yo aun estaba enojada pero decidí irme a la oficina y no seguir dándole vueltas a una boda que sabia no iba a hacerse.

Cuando llegue a la oficina me encontré con un Serkan de muy mal humor gritando a diestra y siniestra, y me contó que era porque habíamos perdido un importante proyecto, nos habían cancelado de hecho. Pero yo le propuse llamar a nuestro cliente, ya habíamos tenido reuniones previas con él y estábamos en nuestro derecho de pedir otra oportunidad.
Fue ahí donde se puso a discutir conmigo sobre como manejabamos la empresa pero después toda la discusión se centro en Deniz y sus invitaciones de nuestro casamiento. Pero como siempre llego Selin a interrumpir así que decidí irme diciendo que yo arreglaría el asunto del proyecto.

Así que cuando me encerré en la oficina de arriba y hable con el cliente, me costo solo unos minutos que aceptara una nueva reunión y que nos devolviera el proyecto. Pero claro que no pensaba decírselo a mi socio, dejaría que los nervios y la duda lo carcoman unos momentos más.

Baje a la cafetería para tomar un té con Melo mientras esperaba que a Serkan se le agotará la paciencia, me llamo un rato después y lo hice venir hasta mi. Llego enojado, cosa que me hacía gracia y más ganas de reír me entraron con la cara que puso cuando le pedí que me agradeciera. Pero volvió a enojarse cuando le dije que ahora el proyecto estaba a mi cargo.
Aunque su furia se desato de verdad cuando vio a Deniz venir, haciendo que yo lo corriera de mi camino y abrazara a mi supuesto prometido. Su cara no gritaba otra cosa que no sean celos y ese era mi consuelo, saber que no le era indiferente.

Después de irse Deniz y yo hablamos de la segun remodelacion que tenia que hacerle a Selin en su oficina, cosa que me parecía extraña que aceptara pero al poco tiempo me desvio del tema diciéndome que ya que estaba ahí aprovecharamos para darle celos a Serkan, así que de la mano fuimos hasta la sala común y reíamos y sonreímos mientras nos abrazabamos y veía a Serkan enloquecer en la oficina de Engin.

Cuando llegue otra vez a la sala, después se haber despedido a Deniz y dejado a Meló en la sección de archivos. Erdem pegaba un montón  de carteles con las palabras AMOR PROHIBIDO en ellos. Y me confirmo que la idea había sido de Serkan.

Inmediatamente tome uno y fui a pedirle explicaciones al robot al que se le había ocurrido, hice que colgara una llamada para que me explicara y con sus oraciones todas enredadas me dio a entender que solo lo hacia porque le molesto haberme visto con Deniz.

No estaba enojada por eso en lo absoluto pero toda la gracia del momento se fue en el momento en que quiso recalcar que el y yo solamente eramos socios, dueños de una misma empresa y que ese era nuestro único vínculo. Podía ser tan frío y cruel a veces que yo quise devolverle el golpe y decidí decirle que era lo mejor que me había pasado el hecho de que haya perdido la memoria y de que yo hubiera caído en los brazos de Deniz.
Quise apartarme de el en ese momento pero intento retenerme.

—Déjame, no quiero que me toques— le había dicho saltandome de su agarre.

—Nadie puede tocarte, excepto yo— sus palabras me dejaron paralizada. Estaba a sólo unos pasos de mi. No podía ser que se hubiera acordado de ello así que hice como si no hubiera escuchado y cuando le pregunte que había dicho no quiso repetirlo por lo que no insistí.

A las pocas horas había terminado mi trabajo así que sin mirar a Serkan me despedi, y me fui a casa donde tuve una discusión con mi tía. No estaba a gusto ahí y algo dentro de mi me pedía salir así que me cambie y decidí ir a la cafetería donde Serkan y yo fuimos.

Mi sorpresa fue cuando lo encontré ahí, el camarero que ya nos conocía le dio nuestra mesa y cuando me vio me hizo señas de trarme un café y estaba a punto de negarme e irme, pero en ese instante él se giro y me vio ahí de pie.

—¿Eda que haces aquí?— me pregunto confundido.

—Eso debería preguntartelo yo ¿Es la primera vez que vienes?— le pregunte cuando me sente y el solo asintió. Después de eso el camarero nos dejó los cafés y se retiro, nos quedamos en silencio por un rato. —Ten cuidado de no quemarte los labios— le dije como aquella primera vez y recibí una pequeña mirada antes de darle un sorbo a su taza.

—Sabes... es extraño, el camarero aquí me conoce inclusive me dio a entender que esta es mi mesa como si viniera seguido, pero lo que es aun más extraño es la paz que siento aquí— me explicó mientras yo solo sonrei un poco.

—Esta si es tu mesa Serkan... la alquilaste para poder tener un lugar disponible siempre que vinie.. que vinieras— le conté sonriendo un poco.—Si estas tan a gusto tal vez quieras que te deje solo— le dije a los pocos minutos levantándome.

—No, quédate Eda— me pidió él haciéndome el gesto para que volviera a la silla. Otra vez nos quedábamos en silencio pero no quería presionarlo así que lo dejaba. —¿Veníamos seguido?— me pregunto haciendo que yo levantara la vista para encontrarme con la suya, lo había adivinado, sabia que habíamos estado juntos aquí.

—Si, lo encontramos una noche que salimos a pasear y nos gustó tanto el café y el ambiente que decidiste alquilar esta mesa— le dije mirando por el ventanal, no quería verlo, este era un recuerdo muy preciado para mi y que el no lo recordaba aun me dolia aunque no podía culparlo.

—¿Es la misma mesa donde nos sentamos la primera vez?— me pregunto despacio haciendo que solo asintiera con la cabeza para luego mirarlo un par de segundos más antes de levantarme de mi asiento.

—Disfruta de tu café Serkan, que pases buenas noches— le había dicho dejandolo con la palabra en la boca y volviendo a mi casa sin mirar atrás.
El me había pedido que le contara nuestra historia pero cada vez que yo tocaba el tema una herida más se hacia en mi desgarrandome, no es que no quisiera contarlo es que me dolia que lo haya olvidado, que me haya olvido y que la haya elegido a ella.



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