>𝐒𝐞𝐜𝐮𝐞𝐥𝐚 𝐝𝐞 𝐖𝐡𝐚𝐭 𝐈𝐬 𝐋𝐨𝐯𝐞?
Siete años han pasado desde que terminaron la Universidad, ellas creían que la vida de un adulto no era complicada, pero cuando los problemas llegan, ellas querrán regresar el tiempo y ser de nuevo jóve...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Los Angeles, California.
Jihyo'sPOV
Cerré la puerta del departamento y no fui recibida por ninguno de los dos, supuse que estaban tomando una siesta, eran las tres de la tarde en punto y quise prepararles una comida para cuando despertarán, abrí el refrigerador para sacar las cosas que necesitaría, encendí la estufa poniendo el sartén a calentar mientras picaba las verduras y la carne, coloqué aceite esperando que calentara, cerré mis ojos suspirando mientras los recuerdos volvían.
Dos años atrás.
Nueva York, City.
—Todo saldrá bien, Jihyo—me aseguró mientras estaba en aquella camilla de hospital.
—¿Quién me lo asegura?—pregunté con lágrimas en mis ojos.
—Yo, ten por seguro que lucharé para salir bien y conocer a mi hijo—tocó mi vientre mientras sonreía, solo quedaba un mes más para llegar a conocerlo—. Ese tumor no podrá conmigo, ¿ok? Te amo—fueron las últimas palabras que escuché de él.
A las doce del mediodía me confirmaron que él no había resistido la operación y murió en ella.
—Lo siento señora—fue todo lo que dijo el doctor.
—Jihyo—giré para encontrarme con Sana y las chicas, no dude en correr a los brazos de mi mejor amiga para llorar en ellos.
—Murió, Daniel murió—ella me apretó en sus brazos y comenzó a llorar conmigo, segundos después sentí como todas se unían al abrazo.
El velorio de Daniel fue un día después, todos ellas dijeron que se quedarían conmigo hasta que Daniel naciera y así lo cumplieron. Pasaron tres meses y les dije que era el momento de tener mi lugar sola, necesitaba estar sola con mi hijo y ellas entendieron. Me prometieron estar hablándome y si necesitaba algo ellas vendrían.
Actualidad.
—¡Mami!—abrí mis ojos viendo como el sartén comenzaba a soltar humo, negué colocando los pedazo de carne para después girar hacia Daniel, estaba en la puerta de la cocina con un puchero y restregaba los puños en sus ojos.
—Hola amor—le hablé tomándolo en mis brazos de inmediato, le di varios besos por su rostro haciéndolo reír—. ¿Cómo durmió mi príncipe?
—Ben—reí ante su intento de decir "bien".
—Cada día más guapo y fuerte—le hice cosquillas con mi boca en su cuello y volvió a reír.
—Mami—lo miré cuando me llamó—. Papi aun no se depieta—se cruzó de brazos haciendo un puchero.
