Simple mortal

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Plagga

Volví al departamento y me dejé caer en el sillon boca abajo.
Estaba completamente exhausto y me dolía todo el cuerpo.

Kagami entró y cerró la puerta tratando de no hacer ruido, se recostó en la alfombra a la altura de mis pies buscando su mejor posición.

- ¿Que haces?

Pregunté sacando mi cara de los cogines y mirandola extrañado.

Sus ojos reflejaron la luz y brillaron en un tono dorado justo cuando me miró.

- Me...
Me voy a dormir.

- y porque ahí.

- ouu...

La chica se fue a gatas hasta la puerta y se recostó en el suelo.

-¡¿Que haces, estupida?!

- ¡ya me quité de tu maldita alfombra pero no dormiré afuera, te guste o no, soy tu maldita responsabilidad y no puedes dejarme afuera!

Me puse de pie y encendí la luz, caminé hasta ella y ella me miró desde el suelo.

-¿Que?
¿Ahora me vas a golpear con un periódico? , humano abusivo.

"¿Abusivo?"

- Debería,  quiza así mejores tu actitud.
...

- pudrete.
No olvides que puedo tragarte si así lo quiero.

- No lo olvido,  de hecho me sorprende que no me estés masticando justo ahora.

- Ya, dejame.

Replicó agasapandose y cubriendo su cara.

- ...
¿Porque no te duermes en una de las camas?
Puedes cerrar con seguro la habitación si no te sientes segura y... puedes darte un baño.

Levantó su cara y con sorpresa parpadeó y se sentó en sus piernas.

- ...
...
¿O sea que era cierto lo de la cama en el rincón?
¿En verdad eres tan generoso?

-...
...
...
Vamos al sillon, tenemos que hablar.

Titubeante me siguió de vuelta a la sala y se sentó en la alfombra frente a mí.

- ¿Donde vives Kagami?
¿Puedo llevarte a tu casa?
No tienes porque seguirme.

- Me estoy quedando a las afueras de la ciudad,  en el  bosque para ser mas exactos.
Llegué ahí hace poco y encontré una cabaña.
Puedo volver pero...
no está tan calentita como aquí y la primera nevada esta por llegar.

- ¿y tu plan es quedarte aquí?

- Creí que... podría quedarme contigo hasta que me cure por completo.
Puedo conseguir mi propia comida y soy prácticamente civilizada.
No ensuciare tus pisos y no pelecho...no mucho, se cocinar y limpiar y también mejoraré mi actitud.
¿Que dices?
No molestaré,  lo prometo.

- ¿y nadie te espera?

- No, ya te dije que soy la última de mi familia.

- y supongo que cuidas de ti misma todo el tiempo.

- ...
Si.
Igual que tú.
Ambos estamos solos, Plagga.
No le importamos a nadie.

- ¡Çlaro que no!
Yo te tengo  a ti, y tú , ahora me tienes a mí.
Ya no estamos solos.

Una chispa brilló en sus ojos y sonrió hasta que sentí una punzada en mi abdomen y me quejé a lo que ella reaccionó  recostandome.

- Estás débil.
Deberías descansar.

BLOODY MARINETTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora