Revelación

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Adrien

Esperaba en la sala del apartamento de Plagga y lo escuché discutir con alguien en una de las habitaciones.

Aún tenía el estómago revuelto y mi corazón se esforzaba por latir pero sentía demasiado frío y me dolía todo mi lado izquierdo.

Creo que tendré un infarto

Mi mente recreaba una y otra y otra vez lo ocurrido hace unos momentos al tiempo en que mi móvil no paraba de sonar en mi bolsillo.

Finalmente afloje mi agarre de la escopeta y la dejé sobre la mesa de centro para después poner mi cabeza entre las rodillas al tiempo que me enredaba los dedos en el cabello.

La adrenalina había bajado y un extraño... pánico aceleró mi corazón haciéndome sudar.

Mire mis manos que temblaban bañadas en sangre y de mí estuvo a punto de salir una carcajada eufórica de no ser porque el sonido de una puerta abriéndose me acaparó.

Miré lentamente detrás y me puse de pie con mucha pesadez.

Una silueta delgada cruzó el umbral y frente a mi apareció aquello que cualquiera hubiera interpretado como un milagro.

Sentí que mi sangre se estancaba en mi pies y me paralice.

- ¿mamá?

Mi caída psicótica fue detenida súbitamente por un calor reconfortante que brotó de mi pecho y se completo cuando fui rodearon por sus brazos.

- Félix te he extrañado tanto.

Mis lágrimas brotaron y lentamente la abracé esperando que no desapareciera entre mis brazos como había ocurrido en tantos sueños.

Su pelo dorado tenía el olor exacto que recordaba y su energía era tan gentil como el calor del sol entrando por la ventana.

Mi agarre poco a poco se hizo tan fuerte que quizá la dejé sin aire pero ella no se quejo, al contrario, hizo lo mismo y las palabras salieron sobrando.

Sus afiladas manos acunaron mi cara y su frente se pegó a la mía mientras sus pulgares recogían mis lágrimas.

- mi pequeño gatito, ya eres todo un hombre y además eres muy guapo, eres perfecto.

Sonreí en una leve carcajada y también sostuve su rostro.

- En verdad eres tú.

Ella me jaló de vuelta al sillón y ya un poco calmados se preparaba para hablar pero yo la frene.

- No digas nada mamá.
No me importa.

- pero, ¿no me preguntaras porque no regresé? ¿Porque te dejé solo? ¿Porqué no te ayudé cuando más me necesitabas?

- No.
Yo sé porque y lo entiendo. Lo que me interesa es que estás aquí y sigues viva.

- Aún así déjame explicarte. Yo... necesito decírtelo.

Al parecer, mamá llevaba años reuniendo el valor y las palabras para cuando volviera a verme, hecho que me alegraba porque, bueno, sin importar cuándo, ella quería volver a estar conmigo así que la dejé hablar tanto como quizo.

Su historia fue horrenda desde que logró irse y relató a detalle cómo tuvo que escapar constantemente y cambiar de identidad tanto como pudo sólo para poder volver y tratar de encontrarme.

- Estaba seguro que Gabriel te había matado y escondido para incubrir su crimen.

- Y lo habría hecho de no ser por tu ángel guardián. Ella me ayudó a levantarme del suelo aquel día que me fui y...

BLOODY MARINETTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora