Monstruos

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¿Mamá, eres tú?

La sangre, restos de cerebro y pedazos de cráneo salpicaban mi rostro al tiempo que pregunté y esperaba una respuesta.

El cuerpo de aquella... mujer en frenesí, cayó al suelo y detrás de ella corrían hacia mí y mis compañeros otra orda que sin duda alguna, querían acabar con todos nosotros.

- ¡La pondré a salvo, Adrien. Resiste, yo iré para allá! .

La llamada terminó justo a tiempo para recibir a otro frenético y otro y otro, quienes no paraban de avanzar.

Detenerlos parecía imposible y en sólo unos minutos varios compañeros habían caído y muchos más luchaban por no ser asesinados.

- ¡¡¡AGRESTE, SON DEMASIADOS Y NO PARECEN RECIBIR DAÑO ALGUNO!!!

Al estar inmerso en mis atacantes, no había notado que ninguno de mis compañeros había neutralizado a uno solo, los únicos en el suelo eran aquellos a quienes yo les disparaba y no entendía porque.

Un colega del distrito 2 estaba siendo arrastrado y literalmente, a punto de ser devorado vivo por estas... estos... " monstruos" .

-¿Que calibre usa, jefe?

Preguntó un novato que me cubría la espalda.

Le di mi arma y tomé la suya quizá para no dejar duda de que era un arma normal pero el resultado era el mismo, los disparos que daban los demás solo los contenían unos segundos.

- ¡¡¡RETROCEDAN DETRAS DE LA SEGUNDA LÍNEA DE UNIDADES!!!

Grité con todas mis fuerzas y mis colegas se replegaban mientras yo, en un acto ridículo, me subí al toldo de una patrulla y disparé tanto como pude.

-¡¿COMO LO HACES , AGRESTE?!

Pregunto el jefe, "ex" jefe Roger mientras me pasaba otra arma.

- ¡NO LO SÉ!

Todos los oficiales ayudaban a contener a cuantos más podían pero eran demasiados y las municiones se agotaban.

Cuatro monstruos se me lanzaron al mismo tiempo sutetando mis extremidades y un quinto saltó sobre mi pecho quebrando mis costillas.

El jefe Rogers le dio directo a la cabeza con una escopeta pero este a penas y se sacudió.

Era inexplicable e imposible que Rogers fallará pues incluso yo, sentí la onda de choque.

Este sujeto no es... humano

-¡LARGUENCE!

Ordené, antes de que todos vieran mis pedazos esparcidos.

¿Como sabía que eso pasaría? Porque mis compañeros, caídos minutos antes, se habían convertido en una masa de carne y estaban siendo devorados.

Rogers dio otro disparo pero fue atacado por la espalda y derribado al suelo.

El monstruo que estaba sobre mí , con sus propias manos clavó sus dedos en mi chaleco y lo rompió como si fuese una cáscara de banana y los otros cuatro se preparaban para morderme los brazos y piernas.

La orda avanzó y miré al feje que a penas se había quitado a su atacante de encima.

-¡¡LARGUENSE!!

Grité de nuevo ante la inminente derrota.

El jefe ordenó la retirada pero ya estábamos rodeados y cuando mucho, los oficiales pudieron resguardarse dentro de las unidades pero incluso eso, no le impedía a los monstruos seguir atacando.

BLOODY MARINETTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora