Rencores eternos.

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Plagga

Había pasado varias horas resguardando a Adrien en el hospital. Los reporteros, Gabriel y gente mal informada estaban pidiendo su cabeza pero yo no iba a permitir que entrará algún cabron y lo reventaran mientras él dormía.

Despertó aturdido y veía las noticias mientas su cerebro recalibraba lo ocurrido.
Daba dolor de solo verlo y era de esperarse qué no supiera quién era.
Yo le expliqué a grandes rasgos lo ocurrido desde que se desmayo pero por suerte no había quedado idiota por tanto golpe.

Tenía a penas unos minutos que la enfermera había traído su cena, una papilla qué parecía diarrea de perro y después de probarla para descartar veneno, se la acerqué para que comiera aunque con esos fierros qué sujetaban su mandíbula, creo que el hambre no le había llegado.

Solo salí por un momento para pedir un popote qué le ayudara a tragar y cuando regresé, estaba histérico.

Un olor a quemado llenaba la habitación.

Los enfermeros dijeron que trató de de saltar por la ventana pero él dijo dos nombres.

- ¡Alya, Cain!

Mientras lo cedaban y caía inconsciente.

Tengo que encontrár a la freack.

Corría por el pasillo y trataba de llamar a Emili pero no había respuesta.

En la entrada del hospital me esperaba Gabriel con varios elementos del distrito 5 y evidentemente no me iban a dejar ir... no por las buenas.

- Debes acompañarnos.

Dijo el rubio mientras dos elementos se disponían a esposarme.

- ¿Estás pendejo?
Yo no iré esposado a ningún lado, No soy una rata asquerosa como tú.
No he cometido ningún delito y no me vas a exponer frente a todos.

El rubio se me acercó y palmeò mi pecho mientras sonreía.

- Te equivocas. Se abrió una investigación por la desaparición de los compañeros de nuestro distrito.
Encontramos evidencia de que ayudaste a Adrien a organizar una redada no autorizada en la propiedad de Kurtberg.

- ¿ENSERIO?
¿Que evidencia?
¿Y DONDE ESTÁ TU NOVIO?
Porque cómo dijiste, la redada se hizo en la propiedad de ese hijo de perra y los elementos desaparecieron ahí, hasta donde yo sé pero no lo veo respondiendo por ello.

- Él ahora está bajo proteccion de testigos, va a declarar en contra tuya y de Adrien.

- No me jodas. ¿Enserio?

Varios elementos más se acercaron para intimidarme pero no iba a dejar que me pusieran una mano encima.
Tomé a uno a esos pigmeos y lo lancé sobre los otros dos y repetí la acción tanto como pude.

- ¡¿Te resistes al arresto?!

Me gritaba el rubio mientras lo usaba como escudo pero dejó de chillar cuando lo lancé sobre otros dos elementos.

Me acerqué y mirándolo con una sonrisa le dije en tono burlesco.

- ¡En ningún momento dijiste que estaba bajo arresto!.
¡Tú no cumpliste con el protocolo y yo creí que sería secuestrado! .

Fingí levantar las manos mientras Agreste se ponía de pie pero terminé embistiendolo junto con dos oficiales frente a mí y cruce la avenida esquivando los autos para escapar.

- ¡Adios pinches pendejos! .

Me moví entre callejones y estacionamientos para que no pudieran seguirme y terminé en el barrio de emigrantes rusos.

BLOODY MARINETTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora