En la ciudad de París, las historias de amor abundan como las flores.
Adrián Agreste es el encargado de mantenér la identidad rosa de la ciudad pero una noche, él descubre que París no es rosa sino rojo sangre.
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Los nombres de los p...
Adrien despertó aturdido. Su cabeza daba vueltas y el dolor en sus costillas le recordó lo que había ocurrido acelerando su despertar.
La luz de la luna entrando por una persiana a su izquierda y los sonidos de un televisor frente a él , lo ubicaron en una pequeña habitación a oscuras.
- ¡¿Hola?!
Con esfuerzo se sentó al borde de la cama y notó que estaba desnudo salvo por unas vendas que rodeaban su torso.
Entre la penumbra distingiò una silla y en esta, su ropa.
A pasos lentos y con dolor caminó hasta la silla y comenzó a vestirse.
Trató de llamar pero su móvil no tenía batería y al parecer tampoco tenía su cartera.
-¿Donde mierda estoy?
Se asomó por la persiana y vio casi de frente, el puente Alejandro y a algunas personas cruzando por este.
- No es la vista mas hermosa de la ciudad pero, no es la peor tampoco ¿no lo cree Adrien?
Una gutural voz le habló y sobresaltado se giró mirando por la habitación pero no vio a nadie.
-¡¿Quién anda ahí?! ¡Soy detective de la policía, se lo advierto!
- Lo sé.
Adrien giraba la cabeza de un lado otro pero no podía ver a nadie, situación qué lo puso en alerta total.
- ¿Quién eres?
- A partir de hoy pudes decirme Ama.
Sintió como desde el techo algo descendió y se colocó frente a su rostro, era algo que apenas pudo visualizar entre la oscuridad pero lo sintió como si se estirase desde el techo hasta sentir su aliento.
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Un grito aterrador lo hizo correr hasta el otro lado de la habitación al tiempo que las farolas del puente se encendían dejándo entrar más luz y permitiéndole ver su entorno y a aquella cosa que lo acompañaba . . . .
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-¡¡¡¡¡HAAAAAAA!!!!!¡¡PUTA MADRE!!
Aterrado corrió fuera de la habitación y llegó a la cocina donde tomó un cuchillo y se giró a la habitación de donde habían salido, pero nuevamente la voz le habló situándose en la altura .
