Casi humana

29 5 0
                                    

Adrien.

Desperte súbitamente y al tratar de mover mis manos me di cuenta de que estas estaban fijas a la camilla por unas esposas.

Tras la puerta de la habitación me percaté de dos enfermeros que se preparaban para cambiar de guardia y una tenue luz alumbraba la habitación.

La pieza no era la misma donde fui "vicitado" por aquel... ser.
El cristal de esta habitación estaba entero.

Reposé la cabezas en la almohada y mirando al techo repasé lo ocurrido.

Un tipo albino estaba sobre mí y Alya Estaba herida.
No lo soñé.

Todo es real.

Un recuento de todos los hechos de las últimas semanas vistos desde esta nueva perspectiva cambiaban todo y aún cuando todo apuntaba a esta realidad, nadie eran tan claro al decirmelo porque seguro notaban qué yo no estaba dispuesto a aceptarlo.

¿Quien lo creería?

En la ventana con vista al exterior una serie de golpes suaves llamaron y yo levanté la cabeza para mirar.

Estaba en un piso alto, quiza el décimo o más ¿Como alguien podía estar fuera?
Pero a estas alturas, mi pregunta parecía mas tonta que la respuesta.

Un hombre de piel oscura, alto y finamente vestido estaba de pie en la marquesina y volvió a tocar recorriendo enseguida la ventila.

- Señor Agreste, me envía la señorita Cheng.
¿Puedo entrar?

¿Pero que carajo?

Estaba impresionado y dudé unos segundos pero, supongo que estaba cansado de pensar tanto.

Con un dolor intenso pude hablar para permitirle entrar según recordé que debía hacerlo . Suponiendo que este no era un malintencionado.

- Te doy mi permiso y mi protección.

Creo que así era

- Le agradezco señor.

Almenos este tipo tuvo la decencia de pedir permiso para entrar.

El sujeto más pulcro qué el oro de la corona entró cargando solo una bolsa de tienda en las manos. Se acercó a mí y me observó sin decir nada.

¿Qué tanto mira?

Cómo si hubiese escuchado mis pensamientos sonrió para sí y con una voz grave respondió.

- Solo me preguntaba como es que un simple humano pudo acabar con uno de mis discípulos.

¿Que yo qué?

Sin más, rompió mis esposas cómo si fuesen de papel y quitó las cobijas qué cubrían mi cuerpo.

- Lo llevaré con la señorita. Así podré cuidar de ambos .

¿Llevarme a donde?

Me miró de pies a cabeza como tratando de descifrar algo e intentó moverme pero los herrajes de mis fracturas y mis heridas éran demasiado serias. Así que no pude evitar quejarme.

-veo que el mínimo movimiento es una tortura para usted.
No soportará el viaje y no puedo sacarlo por la puerta.

¿Pará que me quiere sacar este tipo?

El sujeto me miró y exhalo con fastidio.

- La señorita Cheng necesita de su apoyó. Pero el proceso de sanación tardarás lo hago aquí y no tengo tiempo para cuidarlo mientras se recupera. Tampoco arriesgaré a Cheng dejándola sola.

BLOODY MARINETTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora