Dulce demonio

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Adrien

Los rayos de un sol naciente que se colaban por mi ventana y traspasaban mis párpados obligándome a despertar.

Mi cabeza me dolía y al parecer tenía una terrible resaca que me licuaba el cerebro con solo moverme pero aún así giré mi cara al otro lado de la cama.

- ¿Que mierda pasó ?

Dije en un quejido mientras aún con los ojos cerrados buscaba mi cobija para aminorar el frío.

- cobijitaaa

A tientas palmeaba el colchón cuando sentí a mi lado una silueta frágil pero fría que yacía a unos centímetros de mi.

Por experiencias anteriores recordé la temperatura de un cadáver y un escalofrío me recorrió.

Exaltado salté callendo al suelo, encendí la luz y despacio caminé rodeando la cama para toparme con la sorpresa de Marinette durmiendo plácidamente a mi lado.

-¡Oh Dios!

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-¡Oh Dios!

Incrédulo me acerqué y me agachè hasta quedar cerca de su rostro el cual parecía el de un ángel.

Su piel blanca como marmol y su cabello negro armonizaban perfecto con sus rojos labios que ligeramente abiertos me invitaban a besarlo.

" No Adrien, controlarte"

Volví a la cama aun incrédulo y me recosté despacito para no despertarla y poder seguir mirándola.

Me sentí sonrojado al percibir cerca de mi rostro su respiración e inevitablemente sonreí.

"wow"

Me sentí él más afortunado por tener frente a mi a la más bella chica de todo el mundo y que además se sintiera tan segura a mi lado como para dormir de esa forma tan serena.

- Marin...

A los pies de mi cama me pareció sentir una helada ventisca y escuché algo similar a unos susurros a lo que inmediatamente me senté sobre la cama y mire en dirección a...
a no sabía donde pero mire hasta que nuevamente creí escuchar mas susurros.

-¡¿Quién está ahí?!

" Ash Adrien
Que preguntas,

Un asesino seriaaaal, no me lastimes"

Me levanté y revisé la cocina y el baño solo por si acaso.

Miré nuevamente la silueta de Marinette cubierta por la cobija y di un saltito de la emoción para después entrar al baño donde me revisé para tener una pista de lo ocurrido anoche pero, mi primera opción quedó descartada cuando notè que mi ropa estaba exactamente como me la puse la mañana anterior.

Respiré aliviado, no por no estar con ella sino por no haberla decepcionado con un mal sexo de borracho.

- Si quiero ser el único, tengo que ser único.

BLOODY MARINETTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora