Charlotte
Miro la hora en el pequeño reloj que se está sobre la mesa de noche. Son las 8:00 am. Camino descalza hasta el baño y me coloco frente al espejo. Me asusto al ver mi reflejo ya que me veo horrible. Mi cabello está todo tieso por los productos que uso Anthony y el maquillaje está corrido.
Menos mal que nadie me ha visto así.
Me desvisto para bañarme. Abro una llave de agua de la regadera y entro lentamente.
—¡Esta helada!—grito cuando el agua fría toca mi piel desnuda.
Trato de abrir la otra llave torpemente. Después de unos segundos el agua comienza a salir caliente. Me gusta demasiado bañarme. No me siento como un monstruo; ahora me siento contenta, relajada y fuerte para enfrentar cualquier situación que se presente.
Enrollo una toalla en mi cabeza y me coloco una bata para cubrir mi cuerpo. Salgo del baño tranquilamente para arreglarme. Como bien dije no voy a mostrar debilidad y sacare lo mejor de este matrimonio.
Me asusto al ver a Mohammed sentado en la cama esperando. Viste un pantalón formal negro y una camisa blanca.
Luce tan apuesto el muy idiota. ¿Cómo hace para verse bien todo el tiempo? Tengo que averiguarlo ya que yo despierto y parece que acabo de salir del Vive Latino.
Los primeros botones de su camisa están sin abrochar y puedo ver un poco de su pecho. A simple vista cualquier persona se daría cuenta de que tiene un cuerpo muy bien trabajado.
No sé por qué demonios empiezo a imaginar su torso desnudo, sus brazos, sus abdominales o su... Rápidamente niego alejando esos pensamientos.
Vamos Charlotte no puedes pensar así de él, pareces una degenerada urgida de sexo. Bueno aún no tengo mi primera vez, aunque eso no quiere decir que no tenga algunos pensamientos pervertidos.
—¡Buenos días, mi amor!.
No entiendo a este hombre de seguro se le cayo de los brazos a su mamá cuando era un niño y se golpeó en la cabeza. Si, eso es lo más lógico. Anoche salió de la habitación sin expresión y ahorita está aquí como si nada hubiera pasado. Seguramente debe estar borracho o drogado.
—¿Qué haces aquí?—pregunto al mismo tiempo que saco ropa de mi maleta.
Nada de lo que traje me convence hasta que en el fondo veo un pantalón de mezclilla y una playera con estampados de guitarras.
—Solo quería verte. Ahora eres mi esposa y quiero admirar tu belleza el resto de mis días—dice observando mi ropa interior.
Sin duda alguna este hombre está borracho. Quien estando consciente le diría eso a una persona con la cual no tiene ni siquiera una amistad.
—Ya me viste, ¡Ahora lárgate!—ordeno mientras quito la toalla de mi cabeza y me observa fijamente sonriendo—. Vete antes de que te corra a punta de patadas.
—Creo que alguien despertó de mal humor. Apúrate preciosa, nos esperan para desayunar en tu casa—me da un beso antes de salir de la habitación.
¿Qué le sucede a este hombre? Tengo que dejarle en claro las clausulas del contrato. Aunque en este no especifica que no podemos tener contacto. Joder, porque no pensé en eso. Solo quiero seguir con mi vida normal por los próximos siete años.
Me arreglo mientras escucho música de AC/DC a todo volumen. Trato de maquillarme un poco; en especial mi cuello ya que se quedaron marcados los dedos de Alexander. Si mis hermanos miran estas marcas son capaces de matarlo.
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Charlotte
RomanceCharlotte Saavedra es una nadadora profesional mexicana que toda su vida ha perseguido sus sueños al lado de sus mellizos. Mohamed Asad es un árabe millonario y el hijo mayor de los Assad. Desde pequeños sus familias los unieron para que al cumplir...