Charlotte
Despierto al escuchar el ruido de una aspiradora afuera de la habitación. Me doy la vuelta para observar el lado donde durmió Mohammed; sin embargo, está vacío y las sabanas están arrugadas.
No hay rastro de él en la habitación por lo que me levanto con facilidad de la cama. Ya no siento dolor en el cuerpo, creo que dormir unas horas de más me hicieron bien.
Entro al baño para hacer mis necesidades y al encontrarme ahí decido de una vez bañarme. Permanezco cerca de diez minutos bajo la cálida agua de la regadera. Tomo una toalla y la coloco alrededor de mi cuerpo.
Abro un poco la puerta para ver si está dentro de la habitación en cambio todo esta tranquilo por eso camino hasta el armario. Me visto con una falta gris que me llega debajo de las rodillas, una playera y tenis blancos mientras que con mi cabello hago dos trenzas.
Cuando termino de arreglarme, camino hasta la cama para ordenarla ya que tengo esa costumbre de hacer mi cama todas las mañanas. No me lleva más de cinco minutos en tender las sábanas y acomodar todas las almohadas.
Estoy acomodando las botellas de alcohol y los cojines de la pequeña sala cuando entran dos chicas de servicio con un carrito lleno de productos de limpieza.
—Buenos días, señora—saludan mientras abren las cortinas del balcón apuradas.
—¡Buenos días, chicas!—digo con una sonrisa mientras recojo una camisa de Mohammed que está en uno de los sillones.
—Señora, no tiene que hacer nada—dice la chica de cabello rizado mientras entra al baño.
—No se preocupen. Puedo ayudarlas en lo que sea—digo recogiendo el vaso de agua que esta sobre la mesita.
Les doy una sonrisa, pero ellas me miran aterradas. ¿Tan malo es el trato que reciben por parte de estas personas?
—¿Dónde está mi esposo?—les pregunto mientras limpian el armario y la puerta de la habitación se abre despacio.
—Aquí estoy, preciosa—aparece Mohammed portando un traje negro que le queda muy bien.
Camina hasta llegar frente a mi para darme un abrazo y las chicas salen rápido junto con el carrito.
—¿Ya desayunaste?.
—No, tiene como una hora que desperté—miro su elegante traje.
¿Cómo le hacen los hombres para verse bien luciendo un simple traje?
Los hombres en traje siempre me han llamado la atención desde que era una adolescente. Siempre observaba a los chicos que trabajan en las empresas. Charlotte, la acosadora.
—Ven, acompáñame a desayunar—ofrece su mano la cual tomo sin opción.
Salimos de la mansión en dirección a uno de los jardines cercanos a la piscina. Mohammed me ayuda a sentarme en una mesa con sombrillas y él se sienta a mi lado. Inmediatamente, dos chicas nos sirven el desayuno.
Tomo un pedazo de pan y lo abro para buscar algún rastro de nuez.
—Descuida, ninguno de tus alimentos tiene nuez. El personal de la cocina está enterado de tu alergia y si alguien llega a poner nuez en tus alimentos a escondidas será despedido.
—Te lo agradezco mucho—digo nerviosa mientras bebo un poco de café.
—¿Dormiste bien?—pregunta sin dejar de cortar sus wafles y me mira a los ojos sonriendo.
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Charlotte
RomanceCharlotte Saavedra es una nadadora profesional mexicana que toda su vida ha perseguido sus sueños al lado de sus mellizos. Mohamed Asad es un árabe millonario y el hijo mayor de los Assad. Desde pequeños sus familias los unieron para que al cumplir...