Latidos.

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Narra Gun.

El sonido de la sirena de ambulancia, enfrascaba el silencio que se había adueñado de todo.
Las intensas luces en mi rostro parpadeaban una y otra vez. Veía personas corriendo con una camilla, aparatos médicos y equipos que nunca en mi vida había visto.

Unas manos tomaron las mías, mis lágrimas fluían sin detenerse, no sabía la cantidad de veces que quise detenerlas pero estas simplemente no podían detenerse. Estaba en silencio mientras quien me había sostenido, me daba indicaciones.

Necesitamos espacio, debemos atender rápido a este hombre. — no entendía nada.

Perdí total noción del tiempo en cuando pude ver su rostro.
Cada vez se hizo más intenso todo a mi alrededor, las luces, las personas, la lluvia y la noche. Quería que todo fuera un sueño.

—¿Alguien es el guardián? Lo trasladaremos de inmediato a un hospital. — preguntó la chica que hace un rato me había sostenido.

Es... él es mi... — mi voz temblaba al igual que mi cuerpo. — es mi jefe.

No supe por qué dije eso, era mi novio, era el hombre que amaba, de alguna manera sentí que no tenía derecho de decirlo.
Subí en la ambulancia y todo se detuvo.

Todo quedó bloqueado. Cada emoción, cada pequeño extracto de sensación se había paralizado.

No sé cuánto tiempo pasó, el penetrante olor a hospital ya se había hecho familiar.

Sentado en una silla, aquellas nubes borrosas me dejaron ver sangre seca sobre mis manos, vi los colores de mi ropa manchada con sangre, recordaba ese color, lo llevaba grabado en mis ojos y en mi corazón.

Me sentía fuera de mi cuerpo, no era capaz de sentir, no escuchaba, parecía dentro de algún video en donde el protagonista estaba en cámara lenta.

Todo era nítido, parecía estar en el infierno.

Mi mente me obligó a volver a la realidad en el momento que alguien frente a mi comenzó a hablarme de una manera que tardé en entender cuando por fin mis ojos y los suyos se conectaron.

Gun... ¡GUN! Por Dios responde. — decía entre gritos y seño fruncido. —Gun, reacciona... por favor reacciona. — Volvió a decir y de pronto lo supe... era Tay.

—¿Tay? — nuestras miradas se cruzaron y él se quedó en silencio como si no comprendiera lo que sucedía.

—¿Tú... tú me estás mirando? — preguntó y yo solo pude comenzar a llorar.

Sentí sus brazos rodear mi cuerpo tembloroso, en ese momento me derrumbé.




Narra Tay.

Corrí lo más rápido que pude después de haber volado de urgencia hasta Bangkok. Lo último que vi fueron las noticias en las que confirmaban el accidente de Off Jumpol, el novio de mi amigo.

Desesperado tomé el primer vuelo disponible, dejé botado todo mi trabajo pendiente, pero no me importó, me preocupaba demasiado Gun; no quería imaginar ni siquiera como estaba.

Llamé a New, solo le dije que me marcharía de emergencia pero que volvería por él y lo entendió.

Por más que quise comunicarme con Gun, nunca respondió, solo pude pensar en años atrás cuando su madre murió.

Los ojos de mi ángel. (OffGun) ❤️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora