Unido a mi cuerpo.

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Narra New.

Estoy llorando.

Abro mis ojos raquíticamente y vuelvo a cruzar mirada con aquellos brillosos ojos cafés.

-¿Estás bien? - él pregunta y al observar a mi al rededor, veo un par más de personas, cubriéndome de la lluvia con sus paraguas.

Mi cabeza no deja de dar vueltas.

-Yo... creo que sí - respondí agotado.

-Te ayudo a levantarte, anda, apóyate en mi.

Me sostiene de la cintura con una mano y con la otra sujeta mi mano.

-De pronto te desmayaste, te ves muy mal.

-Gracias por ayudarme pero hubiera preferido no despertar... me sentía muy bien hasta que volví a esta realidad.

-Cállate, no digas eso, no sabes lo que dices.

Sonreí, nuestra ropa estaba mojada y podía sentir como las gotas de lluvia de su cabello salpicaban mi rostro.

Giré un poco para verlo, aún todo estaba borroso, hasta que él volteó hacia mi y me sonrió.

Todo se detuvo, ahora podía verlo perfectamente bien.

Las ruinas de mi corazón roto que dejé junto a Kim en su inmensa casa, comenzaron a tambalearse.

Era la sonrisa más linda que había visto y sin cuestionarme la razón, me sentí en paz.

-Eres algo pesado... - dijo haciéndome salir del encanto en el que me encontraba.

-Oh, lo siento - dije soltándome de su agarre, tomando distancia de él, tambaleándome en el proceso.

-Oye, sólo bromeaba, te ves muy mal, no puedes sostenerte solo ¿Cómo puedo ayudarte?

-Solo déjame aquí, no importa - di una sonrisa de medio lado que al final solo resultó una mueca.

-¿Qué sucede? Tú no estás bien.

Tomé una bocana de aire antes de hablar.

-Hace años... creí que algo muy bueno había hecho en mi anterior vida para tenerlo a mi lado... ahora, sólo siento que debí morir aquella noche cuando me echaron de casa.

Toqué mi pecho, forzándome a dejar de pensar en él y en lo que sus palabras me habían lastimado. Solo escuchaba el ruido de las gotas que poco a poco se intensificaron.

Una a una caían en mi cuerpo, penetrando mi ropa, impregnándose hasta llegar a mi interior y enfriarlo.

Me sentía anestesiado, vi pasar los últimos años de mi vida junto a él, sintiendo que todo por lo que viví se desvanecía.

Sentado en una banca, con mi mirada al piso, mis manos tocando mis rodillas, aquel extraño se acercó a mi, y levantó mi mentón para que lo observara.

-Parece que ambos no hemos tenido una buena noche - sonrió - pero por alguna razón, me alegro que así haya sido.

De sentir frío, mi cuerpo comenzó a sentir un calorcito agradable, eran sus manos que había colocado sobre las mías.

-Mi nombre es Tay... - apretó mis manos - ¿Tú eres?

Me perdí en sus luminosos ojos, achinados por su enorme sonrisa.

Los ojos de mi ángel. (OffGun) ❤️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora