Capítulo I

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CATHERINE SMITH

¿Alguna vez se han dicho a sí mismos "No quiero salir, levantarme ni despertarme?" Bueno, tristemente yo siempre me repito esas seis palabras todas las mañanas y todos los días de mi vida... por culpa de mi gato.

¡Son las cinco de la mañana, el Sol ni siquiera ha salido! Mi gato negro, Hazzel siempre comienza a maullar muy fuerte a esta hora para que yo me despierte y le abra la ventana y pueda salir, Dios sabe que cosas irá a hacer afuera a estas horas. Llegué a instalarle una puerta para perros en la pared para que entrara y saliera cuando quisiera pero le valió, él seguía levantándome cada mañana porque era testarudo y si no salía por la bendita ventana, no salía.

Los maullidos de Hazzel se hicieron más fuertes cuando él se dio cuenta que yo seguía tirada en mi cama.

— ¡Si! ¡Ya te oí! — Dije en un gruñido con la almohada aún encima de mi cara, la arrojé a un lado, me levanté de golpe y fui a la ventana — Un día de estos voy a cubrir esta maldita cosa con cemento para ver que harás.

Hazzel solo se quedó viéndome con sus brillantes ojos amarillos mientras abría la ventana, casi podía jurar que me estaba retando con su mirada, como si me dijera "Atrévete".

— ¿Qué esperas? Vete, está entrando el frío y yo quiero volver a dormir — Le dije al ver que no se movía — Hazzel — Lo regañé — Voy a contar hasta 5 y si al terminar sigues aquí, cerraré la ventana y no pienso volverla a abrir.

Él pareció entenderme, se levantó y comenzó a caminar hasta la ventana y se acostó en el medio de esta, si llegaba a cerrarla, lo aplastaría. Una vez acostado, me volvió a mirar con una mirada victoriosa. Maldito.

— ¡Hazzel! Me voy a congelar! — Él solo bostezó y puso su cabeza sobre sus patas delanteras — ¿Sabes que? ¡Quédate la maldita ventana! ¡Saco de pulgas egoísta!

Salí de mi habitación con rapidez y tiré la puerta a mis espaldas. Genial, son las cinco de la mañana de un jueves y ya estoy despierta. Mis clases comienzan a las nueve porque la profesora de la primera clase no va a ir por una gripe. ¿Qué se supone que voy a hacer durante cuatro horas?. 

Pensé en ver memes y revisar mis redes sociales hasta las siete, pero me percaté que no tenía mi teléfono conmigo, de seguro se había quedado en mi cuarto y ni loca volvería a allá después de haberme ido de esa manera;  Hazzel se burlaría de mí y no pienso darle ese gusto.

 Tengo que idear un plan para sacar a Hazzel de mi ventana.

— Bien, Catherine, piensa — Me dije a mi misma — Los gatos son muy curiosos, si logro llamar su atención con algo, de seguro irá a investigar y así podré subir a mi habitación, cerrar la ventana y restregarle mi victoria en su gatuna cara.

"Si quiero salir, necesito abrigarme" pensé. Me dirigí a la habitación de mi hermana mayor, Amanda; y me puse a revisar en su armario si tenía algo que me pudiera cubrir del frío.

— ¿Se puede saber que demonios haces? — Dijo ella, medio dormida y con la cara todavía pegada a la almohada.

— Estoy buscando ropa, saldré un momento — Le respondí.

Ella miró el despertador que tenía al lado de su cama — Son las jodidas 5:10 de la mañana, Catherine ¿Qué vas a hacer a esta hora afuera? ¿Y por qué no usas tu propia ropa?

— Porque una bola de pelos negra se apropió de mi cuarto y no pienso entrar después de que él me haya prácticamente sacado de ahí — Encontré una sudadera amarilla, unos pantalones azules y un gorro azul oscuro, me sirve — Tu vuelve a dormir, no me hagas caso.

Caminos Cruzados (Saga Pecados)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora