Capítulo XI

56 12 1
                                    

Diana Cano

Me encontraba en la sala de espera del hospital en el que habían internado a Bastián, llevo aquí horas, esperando a ver si algún doctor viene y me dice que ocurrió ¿¡Por qué se demoran tanto?!

No hay nadie más conmigo excepto por Venus, pase un momento por la comisaria y la recogí para no volverla a dejar sola, es triste pensar que soy la única persona que está aquí esperando a Bastián pero es entendible, sus padres no podrían preocuparse por él ni aunque lo intentaran, ese pobre chico había estado viviendo prácticamente por sí solo durante los últimos 5 años, el único que se preocupaba por él aparte de mí, era su tío que vivía en la ciudad, él se encarga de mantenerlo económicamente y suele llevar a Bastián con él en vacaciones o durante las fiestas importantes, nunca lo he conocido, pero Bastián me ha hablado mucho de él, al parecer maneja una especie de cafetería o bar.

Venus estaba temblando ¿Por qué mierda siempre hace tanto frío en los hospitales? Me quité la chaqueta que tenía puesta y la arropé con ella, así al menos dejaría de temblar.

Había otra chica sentada en la sala de espera, cabello oscuro, piel clara y con unos ojos de color marrón claro, se veía demasiado cansada, probablemente había tenido un día difícil y estaba esperando a que le dijeran el estado de algún ser querido, al igual que yo.

Le había mandado un mensaje al tío de Bastián, avisándole de su estado, pero este todavía no me había respondido aun cuando había leído el mensaje, no es nada de esperarse, Bastián también suele hacer eso, leer el mensaje y responder cierto tiempo después, parece ser algo de familia.

— ¿La señorita Diana Cano está aquí? — Dijo un señor bajo, con bigote y que vestía una bata blanca, de seguro es el doctor que quedo encargado de Bastián.

— Aquí estoy — Dije levantando la mano y llamando su atención.

— El chico Callins ya está estable, pero se encuentra inconsciente y los daños alrededor de su cuerpo son variados y algunos, graves, entre ellos varias fracturas en sus costillas y ligeras fisuras en su cráneo, también presenta cierto grado de irritación en la piel y dificultad de respirar, probablemente debido a la exposición al propano en la cual se encontraba — Explicó el doctor con total calma, mientras yo temblaba levemente por la preocupación — Si gusta, puede pasar y verlo, pero no le aseguro que él despierte y puedan entablar una conversación.

— Si, deseo verlo — Fue lo único que alcancé a decir.

— Es la última puerta a mano izquierda de este pasillo — Indicó el doctor antes de pasar de largo y subir por el ascensor — Ojalá se recupere pronto.

Agarré a Venus y la alcé con cuidado de no despertarla y comencé a caminar a lo largo del pasillo que el doctor me había indicado.

— Disculpa — Dijo una tímida voz a mis espaldas, causando que yo volteara, se trataba de la chica que estaba sentada junto a mí en la sala de espera. Ahora que estábamos de pie una frente a la otra, me di cuenta que yo era unos cuantos centímetros más alta que ella.

— ¿Sí? ¿En qué puedo ayudarte? — Pregunté con confusión.

— El chico por el que estás aquí... — Comenzó a decir ella — ¿De casualidad se llama Bastián?

Eso me tomó por sorpresa ¿Esta chica conocía a Bastián y estaba aquí... por él? Ese imbécil me debe unas cuantas explicaciones cuando despierte.

— Si ¿Por qué? — Pregunté curiosa — ¿Lo conoces?

Ella asintió con la cabeza — Si, estudia conmigo. Yo también estuve en esa casa hoy en la tarde.

— Ahora que lo recuerdo... Esas dos chicas mencionaron que había una tercera pero que se había desmayado ¿Eres tú? — Pregunté, realmente no recordaba su nombre.

Caminos Cruzados (Saga Pecados)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora