Capítulo XLII

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Kichiro Fukui

Un gran trueno se estrelló con el suelo, haciéndolo temblar e inaugurando la lluvia que había comenzado a caer.

— ¡LEONARDO! — Gritó Bastián, tan fuerte que seguramente su garganta sufrió aquel grito.

Todos comenzaron a correr hasta la pila de escombros que cayó sobre Leo, todos, excepto Stan, quien se había quedado en su lugar, con los puños cerrados con tanta fuerza que sus manos se encontraban temblando.

— Stan — Dije, intentando que reaccionara — Respira, intenta tranquilizarte.

Su cuerpo había comenzado a ser cubierto por un fuego negro, el cual surgía del suelo y había empezado a aumentar su tamaño poco a poco.

— Ni siquiera los jóvenes están a salvo en las guerras — Susurró Stan, mientras las flamas seguían avivándose — ¿Esto era lo que querías? — Preguntó, volteándose al cuerpo inconsciente de Blake — ¿Drenar hasta la última gota de vida que había en él? ¡Felicidades! ¡LO LOGRASTE!

— Stan — Lo reprendí, no era buen momento para explotar de esa manera.

— ¡Te aprovechaste de un muchacho de 18 años, desgraciado! — Bramó, las llamas ya habían sobrepasado la altura de su cintura y uno de sus ojos se había tornado negro con la pupila de un rojo carmesí — ¡¿Para qué?! ¿¡Para terminar sacrificándolo en cualquier momento?!

Cuando el fuego consumió por completo su cuerpo, una pequeña explosión causó que todos los escombros y el polvo que había en el suelo volara por los aíres, llamando la atención del resto, pero especialmente de Etherus, quien veía a Stan con miedo.

— ¡RESPÓNDEME! — Exigió Stan, haciendo que volteara a verlo.

El fuego había desaparecido de su cuerpo y ahora solo se encontraba en las palmas de sus manos, tenía los brazos extendidos sobre su cabeza, con sus manos entrelazadas, asemejando un mazo, su piel había perdido cualquier rastro de vida y había tomado un tono grisáceo, sus ojos se habían oscurecido y el único brillo de este eran sus pupilas, rojas como la sangre.

— ¡STAN NO! — Grité al ver que planeaba golpear la barrera que había alrededor de Blake. Sus golpes en ese estado son lo suficiente fuertes para quebrar mi escudo en pedazos.

Instintivamente levanté una de mis manos para empujar su brazo y que no golpeara la barrera, pero tan pronto como lo hice, observé como un veloz destello se movía dentro del escudo, impactándolo y atravesándolo como si fuera un simple pedazo de papel.

Bastián Callins

El sonido de un vidrio rompiéndose causó que volteara a ver hacia donde estaban Stan y los demás.

Mierda.

Todo comenzó a pasar en cámara lenta. El escudo que Kichiro creó había sido roto desde adentro, Stan había sido lanzado por los aires hacia uno de los muros cercanos y lo único que podía distinguir era como un gran destello verde se acercaba a nosotros con ferocidad.

Extendí mi brazo hacia Etherus hasta envolverlo en su cuello, hice lo mismo con Cano y mantuve a Catherine en el medio de nosotros tres. Cerré los ojos con fuerza y sentí como mi alrededor se desvanecía por un segundo antes de volver a la normalidad.

La pila de escombros que había sobre el cuerpo de Leo salió por los aires con el impacto de Blake sobre ella, una gran nube de polvo había llenado el lugar y lo único que se podía ver era su silueta, de pie e inmóvil.

— ¡¡ALEJÁTE DE ÉL!! — Sollozó Catherine, intentando escapar de mis brazos y correr hasta ellos.

El humo se disipó y lo primero que pude ver fue la cara de Blake, ensangrentada y llena de suciedad y moretones. Nos observó durante unos segundos antes de arrodillarse ante Leo y, con cuidado, sacarlo de debajo de los escombros.

Caminos Cruzados (Saga Pecados)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora