Capítulo XXVII

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Catherine Smith

La molesta alarma de mi celular me levantó otro día más a las siete de la mañana. Otro día completamente rutinario, aburrido y común, tal y como han sido todos desde hace poco más de dos semanas. Bueno, supongo que toda la emoción que había estado viviendo no podía durar para siempre. Era hora de volver a la programación habitual, ser molestada por Hazzel y tener que ir a clases, con cero por ciento de ánimos y cien por ciento de obligación.

Han pasado dos semanas desde que tuve aquella cita con Bastián y fuimos a aquella desastrosa feria. Dos semanas desde que él me dijo que volvería pronto, que me escribiría pero no, no hizo nada de eso ¿Y ahora? Nadie sabe a dónde diablos se fue, ni él, ni Cano. He intentado en tres ocasiones convencer a alguien de la comisaria de decirme, pero insisten en que no es de mi incumbencia y que no tienen porque darme esa información ¡No es justo!

— ¿Señorita Smith? — Escuché decir a la profesora Ligia, la maestra de literatura — ¿Qué debe de tener una obra para ser considerada como un texto literario?

Dios ¿Qué te hice para merecer este castigo?

•••

— ¿Sigues esperando algún mensaje? — Preguntó Ayleen, viéndome con una mirada de decepción mientras se comía su almuerzo.

Giré los ojos y guardé el teléfono, no estoy de humor para soportar uno de sus sermones sobre que no debería prestarle atención a lo que pasó con Bastián o el porqué no ha vuelto ni dado señales de vida.

— Los trabajos policíacos suelen tomar tiempo, deja de matarte la cabeza — Dijo Damián, Leo solo se limitaba a escuchar, estaba acostado sobre el pasto con los ojos cerrados.

— ¿Podemos hablar de cualquier otra cosa? — Pregunté, irritada. 

— Somos todo oídos — Dijo Leo.

— ¿Por qué no nos cuentas cómo obtuviste el trabajo en Montgomery's? — Propuso Emma. Leo se levantó y la miro con una ceja enarcada. 

— De todas las cosas que pudiste haber preguntado ¿Esa es la más interesante que se te ocurre? — Dijo.

— ¡Es interesante! — Se defendió ella — ¡Trabajas en una tienda repleta de cosas geniales! Armas, libros interesantes y antiguos, no me sorprendería encontrarme la varita de sauco dentro de ese lugar.

— No es la gran cosa — Dijo Leo, volviéndose a acostar tal y como estaba — Un día iba caminando justo en frente de la tienda y el viejo Stan se encontraba colgando un cartel de  "Se solicita personal" en la ventana, instintivamente le pregunté por el puesto y me hizo una entrevista. 

— ¿Qué te preguntó? — Dijo Ayleen.

— Nombre, edad, lo normal, supongo. Aunque me pareció raro que me hubiera preguntado si en algún momento había estado cerca de la muerte.

— ¿Qué? — Preguntó Emma, sorprendida, estuve a punto de hacer lo mismo, pero se me adelantó. Damián estaba revisando su teléfono con aburrimiento, de seguro ya sabía todo eso.

— Le conté lo que pasó con el zoológico de mis padres — Dijo Leo, permaneciendo en silencio durante un corto tiempo — Y volví a casa, unos dos o tres días después me llamaron mientras me estaba bañando y me avisaron que había conseguido el empleo.

Caminos Cruzados (Saga Pecados)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora