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—¿Me avisarás que llegaste, verdad? —Abe rio sutilmente al otro lado de la línea.

—Por supuesto que sí, apenas tenga internet te llamaré, pero por zona horaria preferiría que duermas, las revisiones de equipaje y pasaporte siempre demoran —Dieter bosteza—, y tienes que descansar.

—Sí, lo haré, pero también quiero saber que todo fue bien —Abe suspira relajado, Dieter se acomoda mejor en la cama—, pensé que quizás como la empresa de tu familia es influyente no harían tanto ajetreo en el aeropuerto.

—Hm... Eso ocurre más cuando mi padre está cerca, él es la cara visible —El azabache cierra los ojos y Abe sigue caminando con su maleta, acomoda el micrófono del audífono entre sus dedos—. Oye, recuerda abrigarte, dicen que nevara estos días, no quiero volver y encontrarte resfriado, no sería capaz de sacarte de tu casa.

—No pasará, no te preocupes, tú también cuídate allá —Dieter vuelve a bostezar, Abe sonríe.

—Voy a cortar para que puedas descansar, te amo —Dieter sonríe.

—Y yo a tí, escríbeme cuando llegues —Abe asiente.

—Está bien, hablamos más tarde.

Dieter suspira cuando la llamada se corta y apoya la cara en la almohada, Abe había terminado todos los trabajos en la semana y había dejado las llaves de su casa con Dieter, también su número de teléfono a los vecinos, Dieter pensó un poco en ello, ir un día de visita a revisar que todo estuviese en orden, pero sería deprimente llegar a un Montreal donde Abe no está esperándole.

Si iba encendería las luces y dormiría en la enorme cama de Abe, solo, mantendría la limpieza y usaría la cocina haciendo diversas recetas solo para calentar la casa, aún cuando a Dieter le encanta la soledad no suena alentador pasar días solo. Dieter entierra su rostro en la almohada.

Además debía ocuparse de la universidad, y de encontrar un regalo para Abe; frota su rostro en la almohada y Camila entra en su habitación sin tocar.

—Didi —Llama, el azabache levanta la mirada—. ¿Quieres pastelitos? Horneé para una venta escolar pero están suspendiendo las clases por el mal clima, dicen que se esperan nevadas en la madrugada —Dieter frunce el ceño.

—¿No se cancelarán los vuelos? —Pregunta, Camila se desamarra el delantal.

—Hm, no he escuchado sobre ello, pero posiblemente lo hagan con los vuelos pasados de las 5 AM, o quizás más tarde, en realidad se espera que nieve pero ese no es el problema, es que piensan que nevara muchísimo —Dieter asiente, le escribe a Abe rápidamente, Camila se queda de pie en la habitación—. Voy a considerar que eso es un sí, quizás podrías darle algunos a Diana cuando salgan del horno, aún es temprano de todas maneras.

—¿No le guardarás a Elijah? —Pregunta, Camila sonríe.

—Por supuesto que sí, viene en camino, veremos una película en el primer piso mientras mamá y papá van a comprar al supermercado ¿Te molesta?

—No realmente, mientras mantenga las manos quietas —Camila se voltea con una sonrisa.

—Podría decirte lo mismo de Abe —Comenta y Dieter se sonroja hasta las orejas, Camila baja la escalera rápidamente.

Frunce el ceño y vuelve a recostarse, le envía un mensaje a Diana sobre si le gustaría venir por los pasteles, sabe que no vendrá únicamente a eso y quizás se quede contándole cosas, considerando lo ocupados que han estado le parece un panorama de lo más agradable.

—¡Didi! —Llama apenas está afuera, saluda a Elijah y a Camila antes de subir la escalera, Dieter está envuelto en su manta de lana y el calefactor está encendido en la habitación, Diana se quita el abrigor al entrar—. Hey ¿Qué tal todo?

Suéter Amarillo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora