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Abe buscaba consuelo en las cosas más estúpidas, eso fue lo que una vez le gritó su madre fastidiada por su comportamiento, el rubio no lo entendió en ese momento, él era un adulto, ya tenía 15 años y se había metido con alguien mayor que él, su madre dijo que era una estupidez, pero sobre todo dijo que era infantil.

¿Infantil? ¿Cómo podría serlo?

Dieter suspiró a su lado mientras ambos miraban el cielo, se habían encontrado en la sala al tener problemas para dormir, ahora ambos estaban en el jardín.

—Cuando la conocí—Siguió Dieter, llamando la atención de Abe—Ella fue amable, muchísimo, era divertida y fue casi imposible que no nos hiciésemos amigos rápido, era increíble, una vez se escapó de clases para invitarme a un refresco después de la clase de educación física, creo que debí sospechar—El azabache sonrió con tristeza—Tasmina era especial, para mí fue la primera, mi mejor amiga, mi pilar—El menor miró a Abe.

—¿Y qué pasó?—El azabache suspiró.

—En la fiesta de invierno cuando teníamos 16, ella me llevó a una parte de la casa de sus padres y me besó—Dieter suspiró, Abe no lo entendía.

—¿Solo eso?—Dieter negó.

—Ella estaba...No lo sé, yo no quería que me diese un beso, y trate de apartarla pero ella siguió y fue incómodo, fue horrible, sé que...Sé que quizás suena ridículo, es solo que pensé que funcionaba como en los libros y tú deberías sentir cosas bonitas al besar a alguien que es importante, pero me forzó y no sentí nada más que ganas de huir, y es ridículo, incluso mis hermanos se rieron de eso en su momento—Abe frunció el entrecejo.

—No debieron, ella hizo algo que estuvo mal.

—¡Y ese fue el problema real! Que me costó ver que la que estuvo mal fue ella, y me esforcé por seguir allí, éramos amigos, pero me esforcé para verla como ella me veía a mi y no resultaba, y ella comenzó a protestar, y usaba insultos, yo en ese momento tenía sobrepeso y ella uso mi baja autoestima en mi contra, para recalcarme que estaba solo ella y nadie más—El menor miró el suelo, sus zapatillas—Y me hizo mal desde adentro, me ató y me puse triste, me deprimí y dejé de comer.

—Dieter no...

—Y seguí así, no me gusta hablar de eso porque es un ejemplo terrible y Camila estaba allí, viendo como su hermano mayor se separaba para caer en pedazos, Diana lo notó y no sabía cómo hacerme entender, y no pude hasta que me desmayé en la escuela—El menor se veía un poco roto después de decirlo—Que tenía un principio de anorexia por causa de una persona que intentaba atarme, y ella cínicamente estaba allí, y me sentí mal por preocuparla, y entonces llegó Camila, y me abrazó y me expresó cuanto miedo había pasado cuando supo sobre mi—Dieter miró a Abe, y este notó como el brillo en sus ojos no estaba—Llorando.

Hubo una larga pausa, Abe tragó con dificultad sin saber que decir, nunca fue bueno en este tipo de pláticas.

—Y me di cuenta de que cada uno de sus comentarios eran para hacerme caer, y hacer que me pegase a ella como una larva, pero ¿Y si salía mal? ¿Y si me moría? Sé que solo fue un principio pero aún—Dieter se destrozó sin soltar una sola lágrima—Aún a veces dejo la comida pensando en engordar, leo los números en los paquetes, trato de no hacerlo porque sé que es destructivo, pero cuando estás allí sientes control, y yo necesitaba ese control—Abe palmeó la espalda de Dieter—Y se lo dije en la cara, lo maldita que había sido, y ella trató de negarse, y me tomó del rostro e intentó besarme otra vez y fue horrible.

—¿Y luego?—Preguntó después de una pausa.

Dieter sacó su celular, mostrando el chat abierto lleno de explicaciones de un número desconocido, Abe leyó las burbujas de chat.

Suéter Amarillo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora