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—¿Están seguros de querer ir? Está helando —Abe miró a Dieter, el azabache suspiró.

—Podría preparar un poco de chocolate caliente antes de ir —Ofreció, Charlotte sonrió divertida.

—No creo que el chocolate los proteja contra el resfrío que pueden tomar por estar fuera con este frío —Abe sonrió y dio un pequeño apretón al hombro de Dieter cuando este se sonrojo frente a Charlotte.

—Estaremos bien mamá, Diana y Leah también irán —La rubia asintió.

—Si, pero sé que ellas se quedarán en la cabaña con calefacción, de ustedes dudo mucho —Dieter bajo la mirada sonrojado, Charlotte acarició su mejilla con cariño—, les compré algo, seguro ya tienen, pero deben entender que cuando tienes hijos a veces solo esperas que sobre a que falte —La mujer abrió una de las bolsas de compras sobre el sofá, con cuidado rodeó una bufanda sobre los hombros de Dieter y la arregló con un nudo, luego hizo lo mismo con Abe—. Las áreas más problemáticas son la cabeza, el pecho y los pies, son adultos y no puedo cubrir todo, pero espero que no vuelvan roncos.

—Gracias mamá —Abe sonrió, Dieter susurró un agradecimiento, la mujer sonrió y miró el reloj.

—Creo que ya deberían ir, Diana iba a cocinar pero no creo que esté feliz si no cenan temprano —Ambos chicos asintieron, besaron la mejilla de Charlotte antes de salir de casa, Abe suspira cuando ve a Maggie caminando por el jardín.

—¡Pero si es mi hermanito! —Maggie sonríe acercándose, la bebé duerme plácidamente en los brazos de Thomas que camina lentamente detrás de su esposa, la rubia besa la mejilla de Abe—. ¿Cómo va todo? ¿A dónde llevas a mi cuñado? —Dice, Dieter traga duro, no sabía que Maggie estaba enterada, por la mirada que Abe le da supone que él tampoco.

—¿Cómo...?

—Ay ya sabes, mamá llama cada dos días, hablamos de Amy y de ti a veces, estoy tan feliz de que finalmente estén juntos, la tensión que tenían era algo impresionante, como ver una novela, muchas felicidades, pero si le haces algo a mi hermanito voy a matarte —Dieter toma aire.

Así que así se siente Elijah.

—¿Vas a pasar el año nuevo con mamá? —Maggie asiente, Tomás se queda a su lado, Abe y Dieter lo saludan.

—Si, no tenemos mucho tiempo juntas desde mi boda —Maggie toma la mano de Thomas—, no es algo malo sin embargo, soy muy feliz siendo madre y esposa, pero es difícil hacerse tiempo para ver a mamá, más cuando ella y papá viajan tanto, creo que lo entiendes ahora que vives en Montreal.

—Un poco, sí —Maggie sonríe, Dieter se pregunta si de esa sonrisa tan cálida Abe recogió expresión, no han hablado tanto de Maggie, pero se nota el inmenso amor que ambos se guardan.

—Por supuesto —Maggie se ve tan delicada y elegante como una flor, cuando ella pone sus ojos claros sobre Dieter este no puede evitar intimidarse—, cuida de él Dieter, es trabajolico como su padre y sentimental como su madre, por eso es tan inestable —Abe enarca sus cejas—, y eso es también lo que le hace tan especial.

—Lo haré —Maggie asiente, cubre con su mano la espalda de su bebé que balbucea incómoda.

—Confío en eso —la mujer le sonríe a su esposo y le susurra que entre a casa con la bebé—, tengan felices fiestas, llámame cuando sean las doce, esperaré esa llamada.

—Lo sé —Maggie palmea la espalda de su hermano y se despide con una seña de Dieter, ambos se quedan un momento parados en el jardín.

—Ella te ama mucho —Abe sonríe.

Suéter Amarillo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora