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—Hola Camila, si, no, no llegaré hasta dentro de un rato, si, no estoy seguro, bueno, cuídate, los amo—Dieter cortó la llamada del celular, Damian le sonrió burlón y le dio otro sorbo a su pinta de cerveza, el azabache se detuvo un momento a mirarlo—¿Comiste algo en las últimas horas?

—Tranquilo, soy un bebedor de cerveza frecuente, necesitas más que una pinta para dejarme divertido—El menor enarcó sus cejas con una sonrisa que el mayor prefirió ignorar—En cambio tú aún no haz bebido ni la mitad de tu vaso de whisky.

—No soy buen bebedor.

—Es que eres apenas un niño—Dieter soltó una risa—¿Qué?

—No es eso, es que no soy buen bebedor con el estómago vacío, deja, pediré cosas para comer y ya verás—El azabache levantó una de sus manos buscando la atención de uno de los encargados de la barra, Damian desbloqueó su celular dejando de prestarle atención por un par de segundos, o minutos, cuando levantó la mirada en lo primero que la posó fue el mentón del más alto que llevaba una curita ya que, cuando se quejó de frío, Damian lo hizo correr hasta el bar y casi llegando una chica con su gran danés se cruzaron haciéndole caer de cara.

—¿Sabes cuál es la peor resaca?—Preguntó Damian captando la atención del oji marrón—La del vodka—Eso hizo reír a Dieter muy bajito—¿Qué?

—La peor, he escuchado, es la del vino, pero por experiencia te diría que es la del tequila.

—¿Bebes tequila?—El castaño esbozó una sonrisa.

—Es lo que más bebo en mi casa—Dieter sonrío —Es del gusto de mis hermanos.

—¿Es así?—El oji miel miró al barman—Dos shots de tequila aquí por favor—Dieter soltó una risa divertida.

—¿No me crees?

—Eres el chico que te desea un buen día aún cuando no compras nada en el local en el que trabaja, también el que acaba de llamar a su mamá para que no se preocupe por él, entonces....

—No me conoces, e ahí el problema—El barman dejó ambos vasos en la mesa, Dieter alcanzó el suyo—Bien, entonces, enséñale a este niño a beber.

Damian sonrío.

—Bien, no pierdas el hilo—El castaño tomó el vaso y le puso sal en la parte superior, Dieter enarcó sus cejas con una sonrisa y a su vez apoyó el codo en la barra, Damian mordió el limón y pasó el trago de una sola vez por su garganta, volvió la mirada hacía el azabache.

Fancy—Se burló el menor—Mira, te voy a enseñar a tomar como hombre—La pálida mano izquierda del más alto llegó hasta el plato con los bordes llenos de sal, hundió un dedo en este y a continuación depositó la sal sobre sus muelas, tomó el vaso con rapidez y dejó caer el líquido considerablemente más lento que Damian, luego mordió el limón.

—¿Qué mierda?—El mayor comenzó a carcajearse—Estás enfermo ¿Por qué esperas a sentir el tequila en la garganta?

—Porque entonces el limón y la sal relajan el sabor horrible que queda rebotando en la lengua—Una sonrisa de media luna apareció en el rostro del azabache—Deberías probar.

—No voy a caer en eso, bien, tú ganas.

Un plato con papas fritas fue dejado frente a ambos, con los pequeños pinchos Dieter comenzó a comer, Damian lo imitó.

...

Dieter miró a Damian deslizarse sobre la mesa, incómodo se preguntó cómo es posible que una persona se entregue así a un desconocido, por hipótesis pensó que quizás Damian no tenía los instintos básicos de supervivencia.

Suéter Amarillo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora